George Orwell, en su novela 1984, plantea una sociedad distópica donde el régimen ha desgastado el discurso tanto que la inmoralidad se ha vuelto el eje de la ética. La verdad es irreconocible. Cuando la clase gobernante miente a través de la verdad oficial, el lenguaje se degenera en interpretaciones ridículas e impunes. En este libro de Orwell, el Gran Hermano ha construido un lenguaje donde las palabras son instrumentos carentes de significado y por ello son maleables, intercambiables, simples instrumentos al servicio del poder. En la novela 1984 lo llaman neolengua.

El lenguaje lo mismo asegura un orden que propicia percepciones de institucionalidad y protección a la ciudadanía, pero con el tiempo y según sea conveniente, puede volverse absurdo y hueco.

Así sucede en la sociedad distópica de Orwell y así sucede, sistemáticamente en nuestra realidad institucional. En Sonora, las instituciones carecen históricamente de resultados aceptables, en gran medida por lo común y normalizado del conflicto de interés y tráfico de influencias que genera la corrupción y la impunidad. Cuando las reglas no favorecen al grupúsculo que se pretende beneficiar, lo más conveniente para que estas instituciones les sigan siendo funcionales a los intereses de esos grupos es la activación del mecanismo de la neolengua que, a través de tecnicismos ambiguos, dan a las normas y reglamentos una interpretación totalmente contraria a lo que literalmente se ha plasmado; se lleva el tema ahí donde el ciudadano se confunda y no entienda, para que esto le cause el desinterés de la cosa pública, lo cual le da mayor comodidad al régimen para seguir actuando en total impunidad y en función de intereses propios.

En mi anterior columna publicada en este medio (http://www.liberaradio.com/conflicto-de-intereses-e-influyentismo-mancha-a-eficas-estimulo-para-apoyar-la-cultura-en-sonora/ ), expuse una serie de anomalías en tres de los doce proyectos artísticos seleccionados para recibir el apoyo del Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes del Estado de Sonora (EFICAS), basándome en las Reglas de Operación de este estímulo fiscal. Se generó el debate en las redes sociales y posteriormente invite al Director General del ISC, Mario Welfo Álvarez, a mi programa de radio La Tertulia Polaca que se transmite por La Voz Del Pitic 88.1 de FM, para que explicara los hechos y expusiera su postura institucional y personal (si así lo hubiera querido) sobre estos sucesos.

Jamás había tenido trato con Mario Welfo, me pareció una persona afable de un excelente trato, ecuánime y con un firme equilibrio emocional que le permite no perder la compostura y le reconozco que asume el papel de un verdadero servidor público, por lo menos en cuanto a que no le saca la vuelta a ser cuestionado pues hizo frente, en este caso, ante dos periodistas (Yadira Cota e Imanol Caneyada) que han sido convincentes críticos de su gestión en el ISC y ante quien esto escribe, quien expuso estas anomalías. Pocos servidores públicos cumplen con esta obligación comunicacional.

Pero jamás podría estar de acuerdo con sus argumentos: Welfo Álvarez defendió lo indefendible haciendo gala de la neolengua orwelliana, degenerando el lenguaje con interpretaciones torcidas y definiciones que contradicen el propio reglamento, veamos.

En el punto V, en el numeral 7 de las reglas de operación se manifiesta que: “No se aceptarán proyectos realizados o que busquen recuperar el recurso previamente invertido”. Los proyectos de “El mentidero de Chico Talegas” y “Antares Móvil”, dos de las propuestas seleccionados. incumplen con este punto porque son proyectos ya realizados.

La justificación de Mario Welfo se basa en el punto I, donde explican los significados de las definiciones en su numeral “1. Proyectos de Inversión”, ahí se define dentro de este esquema a las disciplinas de teatro y danza de la siguiente forma: Producción y montaje de obras dramáticas (obras coreográficas en el caso de la danza) en etapas: de temporada de estreno, permanencia en cartelera, temporada de reposición y/o circulación por el Estado de Sonora.

Welfo arguye que estas dos obras son de temporada de reposición, lo cual les permitió participar para los apoyos de EFICAS y posteriormente ser seleccionadas; de ser así este punto contradice al punto V en su numeral 7 donde claramente se estipula que no se aceptarán proyectos realizados.

También en el proyecto de cine “Hecho en Sonora” de Alejandro Sugich, que no cumple con el punto III en su numeral 1, donde se exige que la persona física o moral que participe deberá comprobar una residencia ininterrumpida en la entidad durante los últimos dos años. Es del dominio público que este cineasta no ha vivido en Sonora por más de dos años y así mismo lo manifiesta el propio Sugich en su perfil de Facebook, sin embargo, para el Director del ISC, no existe ninguna falta a las reglas de operación.

Y el que a mi juicio es el caso más grave es otro proyecto de cine, “El llanto de las tortugas”, que viola justo lo que prohíbe el punto V “Consideraciones Específicas” en su numeral 9: “No podrán participar en esta convocatoria servidores públicos de mandos medios y superiores (nivel 9 en adelante o su equivalente) adscritos a cualquier unidad administrativa del Instituto Sonorense de Cultura, o de las entidades que este coordine…”

A pesar de que Victoria Arellano es servidora público de nivel 9C adscrita al ISC como Jefa del Departamento de Cine, tiene una sociedad en Jacalito Films, la casa productora que está llevando acabo la realización del proyecto, “El llanto de las tortugas”. Arellano sostiene una relación sentimental de noviazgo con Jaime Villa, quien es el responsable del proyecto ante EFICAS,

La justificación que argumenta Welfo Álvarez es que Victoria Arellano no participó en esta etapa del proyecto, debido a que al incorporarse como funcionaria del ISC, renunció al mismo. Pero después de que este documental participó en la convocatoria para EFICAS hace unas semanas, apenas este pasado jueves 25 de julio “El llanto de las tortugas” fue aprobado por IMCINE para recibir el Apoyo a la Producción y Postproducción de Largometrajes de Ficción y Documentales del Fondo para la Producción Cinematográfica (FOPROCINE 2019).

Quien presentó el proyecto fue la propia Victoria Arellano, lo cual contradice la justificación que da Mario Welfo. (Ver http://www.imcine.gob.mx/resultados-convocatoria-para-el-apoyo-a-la-produccion-y-postproduccion-de-largometrajes-de-ficcion-y-documental-del-fondo-para-la-produccion-cinematografica-foprocine-2019/)

Al igual que en la novela de Orwell, con un lenguaje y conceptos donde las reglas son instrumentos carentes de significado y por ello son maleables, intercambiables, es decir, simples herramientas al servicio de los grupos de interés, Mario Welfo sentencia que estos cuatro proyectos cumplen a cabalidad con cada uno de los requisitos. El director sigue creyendo que, tal como en 1984, el emisor, el mensaje y el receptor están unidos por un mismo círculo comunicacional que vuelve la verdad irreconocible, soslayando el hartazgo que generan en la sociedad este tipo de acciones simulatorias.

Por otra parte, en las convocatorias del Fondo de Apoyo a la Producción de Cortometrajes de Ficción y Documental de Sonora (FAPS), desde el 2014 se incluye a Jacalito Fims como una de las dos casas productoras que fungen como coproductora de cada cortometraje ganador de la convocatoria, todo un modus operandis de beneficios y negocio alrededor del ISC.

A mi juicio, lo más preocupante de la política pública estatal con el tema de desarrollo cultural, es que, no se vislumbra que tengan una dirección de impulsar, propiciar y promover  los proyectos culturales de fondo, que contribuyan a ejecutar la cultura como un eje de transformación social. Seguimos viendo los mismos vicios institucionales de conflicto de interés, de herramientas de proselitismo político, cuando lo que se requiere es que las nuevas generaciones interactúen con las expresiones culturales y accionen con ellas para una formación integral.

Cuando más necesitamos de fortalecer a las instituciones, los propios funcionarios las debilitan.

En la novela 1984, el Ministerio de la Verdad construye las mentiras y en el Ministerio del Amor se alimenta el odio. En Sonora, el ISC es la reproducción de verdades oficiales que siguen privilegiando al statu quo cultural y obstruyendo la integración de las nuevas generaciones.

Por: Aarón Tapia, Hermosillense, amante del sarcasmo y de la buena polémica para el debate. Conductor de La Tertulia Polaca/Ensalada de Tópicos.

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