#DiasdelFuturoPasado volumen 47

Jorge Tadeo Vargas.*

En estas semanas aparecieron tres noticias que me llamaron la atención.  Las tres están relacionadas con las movilizaciones que se dieron en los Estados Unidos como consecuencia del asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, Minnesota.

La primer fue la decisión de HBO de quitar de su programación la película, “Lo que el viento se llevó” por considerar que tiene un mensaje racista. Una decisión que más allá de hacer de este un lugar mejor, les quita la oportunidad a las nuevas generaciones de ver una de las mejores películas jamás filmada.

La segunda también fue una decisión corporativa. Quacker Oats Company ha decidió después de 130 años, cambiar la imagen de su línea de productos para el desayuno “Aunt Jemina” por al igual que HBO considerarla racista. Digamos que Quacker se subió al tren del mame tratando de que sus consumidores afroamericanos no se sientan ofendidos. Es decir, para la compañía es más importante lo que proyectan hacia el consumidor que modificar sus políticas laborales. Ya veremos si son capaces de crear un discurso que les permita sobrevivir ante esta decisión, que sospecho no fue muy bien pensada, sino más bien actuada desde un intento de ser políticamente correctos.

La tercera, que es en la que me detendré un poco más, es la posibilidad de que Marvel Comics renombre su titulo de mutantes, que desde 1963 se llama X-Men por otro más inclusivo. En palabras de los directivos de la empresa editorial, están evaluando esta posibilidad.

A diferencia de las dos primeras noticas, aquí la decisión esta más relacionada con el tema del genero que del color de piel. Pero al igual que las otras dos, esta proviene más de un intento de maquillarse como incluyentes, como progresistas. De lavarse las manos de toda la violencia de género, del racismo, de la homofobia que en los últimos años ha venido en aumento no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Intentan de la manera más burda ser reconocidos como aliados de todos los grupos que de una forma u otra han puesto en la mesa mediática lo que las mal llamadas minorías están viviendo.

Es su respuesta ante el aumento de las denuncias personales, a empresas que los grupos están haciendo, un intento desesperado por decir. “nosotros no somos así, somos sus aliados” ocultando así sus políticas excluyentes, ocultando o intentando hacerlo que son parte de un sistema racista, patriarcal.

Tomemos a los X-Men de ejemplo. Un comic que nace en pleno auge de las luchas por los derechos civiles en la década de los sesentas, donde un grupo de mutantes, es decir de personas diferentes a la mayoría, bajo el anonimato deciden defenderse de quienes no solo les temen, sino que los atacan, los segregan.

Por lo que desde hace cincuenta años ha sido el espacio para todos los mutantes del mundo. Por sus filas han pasado migrantes de todo tipo. Mexicanos, rusos, canadienses, japones, en fin, la lista es tan diversa como los poderes y las diferencias entre ellos. Es el espacio en todo el universo de los comics, de la editorial que ustedes quieran con mayor presencia femenina, que además es una presencia muy poderosa. A diferencia de otros comics books, en X-Men y en todas las otras series que han surgido en las paginas de esta, en la mayoría de las ocasiones tanto los villanos como los héroes han sido liderados por mujeres. Es decir, las mujeres tienen un papel protagónico, más allá del nombre que puede tener esta serie.

El pensar en cambiarle el nombre a una serie que por más de 50 años ha sido tanto en la vida real, como en las historias del comic, un espacio donde las mujeres, donde las supuestas minorías toman el control de sus vidas, resisten contra los ataques de la mayoría, nos enseñan a enfrentar a esa mayoría que nos rechaza. Esto lo han hecho a la par de que nos enseña aceptarnos como lo que somos, hacer este cambio de nombre es ocioso, sin mayor sentido que cumplir con una corrección política, misma que no piensa en cambios de fondo, sino en el maquillaje de inclusión tan actual por parte del sistema en estos días.

Los intentos de censura por la supuesta corrección política no sirven para educar a una generación que vive día a día con la violencia de género, el racismo, la homofobia. Hay que aprender a identificar cuáles son los discursos de odio que no se pueden permitir, porque son precisamente los que incitan a la violencia y no cargársela con toda expresión artística que no nos convenza por su irreverencia o por tener el peso de haber sido escrita en otros tiempos. Esta censura todo lo que hace es mantener la hegemonía de estos discursos que no son tocados por el sistema y que tienen en la desigualdad de clases a su más ferviente aliados.

De nada le sirve un cambio de forma si no se esta cuestionando el fondo de estos discursos. A lo mucho sirve para censurar a quienes muchas veces están de lado de esos a quienes las corporaciones intentan convencer de que son aliados.

Año de la pandemia

Junio del 2020

*Activista, escritor, anarquista, biólogo, panadero casero, coordinador de LIDECS

Foto principal: infobae.com