Por Aarón Tapia.

Tratando de entender el por qué la Universidad de Sonora no cuenta con una radio y televisión con contenidos y producciones de calidad que resulten atractivos para las audiencias, a pesar de que tiene todo para contar con ello, me di entonces a la tarea de cuestionar a algunos trabajadores de estos medios y la respuesta más recurrente que encontré fue: “porque a las autoridades universitarias y al sindicato (STEUS) ¡les vale madre!”

Y esta respuesta encontró su lógica en la revisión del proceso para constituir el Consejo Ciudadano de Radio y Televisión de la Universidad de Sonora.

El 18 de octubre del 2018 se lanzó la convocatoria dirigida a todos los ciudadanos interesados en ocupar el cargo de Consejero y el 26 de ese mismo mes fue emitida el acta relativa a la selección de los integrantes de este Consejo y para el 31 de octubre del mismo año fue la toma de protesta, tanto del Consejo como la del Ombudsman de las audiencias.

Todo este protocolo que suponía venir a darle un gran impulso como parte medular para generar los cambios e innovaciones pertinentes en la radio y tv de la Unison y así empezar a generar esos contenidos y producciones de calidad para las audiencias que consoliden el trabajo de vinculación entre la comunidad universitaria y la sociedad sonorense, resultó ser a final de cuentas, toda una vulgar simulación, solo para evitar una multa del IFETEL ya que por ley todas las concesiones de medios de comunicación están obligados a contar con estas dos figuras defensoras de audiencias y en ese lapso se encontraba en el incumplimiento de esta obligación.

Los seleccionados para integrar el Consejo Ciudadano fueron los periodistas: Rosa Angélica Fimbres, Luis Alberto Viveros y Luis Alberto Medina. Y el Ombudsman, el también periodista Juan Carlos Zúñiga. Este último, su designación es por la propuesta del Rector universitario a la Comisión Especial de Radio y Televisión de la Unison, una vez aprobada por esta, se turna al IFETEL para evaluar y posteriormente aprobar o desaprobar el perfil.

El 30 de octubre Luis Alberto Viveros, en su columna que le llamo, “Compromiso con Unison”, puntualizó que la invitación para integrar dicho Consejo fue de manera directa.

“Fue una invitación del director de comunicación social de la Unison, José Felipe Medina, lo que nos llevó a los cuatro a este encargo, el cual asumimos con compromiso real”. Esto contradice totalmente a la convocatoria emitida por la Universidad de Sonora, porque evidencia que los perfiles para integrar el Consejo ya estaban previamente seleccionados de manera directa desde antes de la convocatoria.

Por otra parte, conformaron la Comisión Especial de manera burda y desaseada. Los supuestamente encargados de evaluar y seleccionar los perfiles para integrar el ya mencionado Consejo Ciudadano, donde uno de sus tres integrantes, Cristóbal García Bernal, Subdirector de Comunicación de la Unison, actualmente se encuentra cumpliendo con una inhabilitación para la función pública (Exp. I/59/16), por la participación en un compra-venta ilegal de un predio en Puerto Peñasco cuando éste fungía como Director de Comunicación en ese Ayuntamiento. A pesar de que en el estatuto general de la Universidad de Sonora se enfatiza que quienes laboren para esta institución deberán ser personas honorables. Y aquí la pregunta es, con este antecedente de García Bernal ¿se podría considerar una persona honorable? Es evidente que su contratación se debe a su estrecha cercanía con el Director de Comunicación Social Felipe Medina.

En una situación similar se encuentra el propio Director de Comunicación José Felipe Medina, quien ostenta un título profesional de Ingeniero Agrónomo, lo cual contraviene al manual de organización de la Dirección de Comunicación de la Unison, donde se especifica categóricamente que el perfil para este puesto, deberá ser para alguien con título de comunicación, periodismo, relaciones públicas o carreras a fin. No obstante, Medina como profesor en esta universidad, imparte la materia de Desarrollo de Campañas Publicitarias, en la carrera de Ciencias de la Comunicación, su perfil de Ingeniero Agrónomo es totalmente inadecuado para la impartición de esta materia.

Pero, ¿cuál es el mérito de Felipe Medina para ocupar ese cargo de dirección e impartir esa materia? Su añeja amistad con el rector Enrique Velázquez.

En los lineamientos del Consejo Ciudadano de Radio y Televisión de la Universidad de Sonora, en su artículo 15 menciona que: El Consejo deberá reunirse por lo menos una vez cada 6 meses en sesión ordinaria. Podrá también reunirse en sesiones extraordinarias, cuando sea convocado por la Presidencia del Consejo.

A un año de la conformación de este Consejo, a excepción del 31 de octubre del 2018, día en que este Consejo tomó protesta, no ha existido ni una sola sesión de sus consejeros, lo cual hace imposible el cumplimiento del artículo 4 que define en gran medida el quehacer de los consejeros y que indica: Para el logro de sus objetivos, el Consejo contará con facultades de opinión y asesoría en las acciones, políticas, programas y proyectos que desarrollen las emisoras de Radio y Televisión.

Felipe Medina (izquierda) con el rector Velázquez Contreras y Rodolfo Basurto.

Por otro lado, semanas después de su nombramiento como Ombudsman de las audiencias, Juan Carlos Zuñiga con la intención de proponer algún plan de trabajo, solicitó ante José Felipe Medina una reunión con los directores de radio y de televisión, Emma López y Luis Alfonso Partida, respectivamente, la cual nunca se llevó a cabo, evidentemente por la falta de interés de José Felipe, quién jamás proporciono información sobre dicha petición.

Vivimos en una sociedad de simulacros y simuladores, es decir, de pantomimas, comedias, teatro vulgar puesto en escena por quienes han profesionalizado el arte de engañar y arrebatar los derechos a quienes constituyen el sustento ciudadano.

El simulacro es la imagen del impostor, el engañador de oficio en que un gran sector del periodismo se ha convertido y que ahora lo trasladan a un Consejo Ciudadano y a la Universidad de Sonora.

La mentira es el fundamento del simulacro, una mentira disfrazada de verdad. Con esta herramienta el simulador produce un juego de luces que causa la ceguera ciudadana.

Si el simulacro es teatro, la simulación es actuación, cada uno, como en la Divina Comedia, representan el rol que han escogido para proseguir la simulación y no existe simulacro sin simulador, que más doloroso para nuestra sociedad que la politiquería de la simulación se replique en la máxima casa de estudios de Sonora.

Aarón Tapia. Periodista conductor del programa de radio La Tertulia Polaca en La Voz Del Pitic 88.1 FM y colaborador de análisis político en el noticiero Titulares de Radio Fórmula Sonora.

Tw: @Naranjero75

Publicado originalmente en: http://elsoberano.mx/opinion/radio-y-tv-universidad-les-vale-madre/