#DíasdelFuturoPasado volumen 26

Hace unos días muchos medios de comunicación publicaron una nota sobre el nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) que es el órgano científico de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP) de la ONU. En sus notas destacaban o solo se centraban en dos puntos de un informe de más de cien páginas. El primer punto es sobre la importancia de rescatar los bosques como una medida de adaptación/mitigación a la crisis climática y aunque el informe habla de rescatar los ecosistemas con características forestales, manglares incluidos, solo retomaron la parte donde las plantaciones de monocultivos pueden tener cierto valor económico en el mercado de carbono. Esta parte del informe es muy seguro que sí la retomen en la próxima COP. Jugando un poco a la predicción y el supuesto, es posible que el REDD en todas sus formas tome fuerza en la reunión número 25 de la conferencia de las partes a celebrarse en Santiago de Chile. Esto sumado a la fuerte inversión y/o promoción que se le viene dando a los mega-proyectos turísticos con la etiqueta o la certificación de “sustentable”, es decir, más maquillaje verde al modelo.

El segundo punto que fue el que se convirtió en tendencia mediática fue sobre la industria agropecuaria, principalmente en el consumo de carne y como reduciéndolo podemos combatir al cambio climático, salvando con esto al planeta de su inminente destrucción, así como la extinción de los seres humanos. Para quienes no leyeron el informe y están con la dinámica catastrofista que nos han vendido los medios, las nota les comprobaba que en efecto estamos al borde de la extinción y que tenemos que hacer algo, lo más sencillo, lo más fácil que no cuestione al modelo desde la raíz. Puedo imaginarme a muchos de los que leyeron la nota corriendo a su refrigerador para sacar la carne que tienen almacenada en él y dárselas a sus mascotas. Acto seguido ir a la tienda de productos orgánicos más cercana a comprar tofu importado de Asía, o Norteamérica. Igual yendo al mercado por sus kilos de soya de Sudamérica.

Los que SÍ leyeron el informe (el cual invito hacerlo a todas quien aún no lo hacen) pueden darse cuenta que en este no se habla de la carne como el principal emisor de Gases de Efecto Invernadero. Habla de una industria cárnica, que como toda industria tiene una huella ecológica mayor que la simple producción. De nada sirve dejar de comprarle carne a tu carnicero local que a su vez se la compra al ganadero de la región, si el tofu, la soya u otros productos libres de carne vienen de miles de kilómetros de distancia,viajando en avión, barco, camiones para llegar.

Veamos otro estudio. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos publicó su informe anual sobre las causas del cambio climático, dando las principales fuentes emisoras de Gases de Efecto Invernadero y las presenta en el siguiente orden. Los comentarios a pie de cada porcentaje son míos: producción eléctrica, 28 por ciento. Aquí entran todas las formas de producir energía dentro de la matriz actual. Desde las que usan combustibles fósiles hasta las llamadas renovables. Transporte, 28 por ciento. Desde los carros hasta los viajes personales pasando por la distribución de productos (como el tofu de Asia) es lo que se contabiliza en este rubro, siendo la aviación y la marítima quienes más aportan. Transportar productos es la parte más significativa de las emisiones de CO2. Industria, 22 por ciento. Desde el turismo hasta la manufacturera, solo en la producción alcanza para tener el deshonroso tercer lugar, si sumamos el transporte, el número se eleva. Es parte de la cadena lineal de nuestro modelo de producción-consumo.

Por último y con un 9 por ciento está la agricultura. Donde la ganadería industrial aporta el 3, 9 por ciento de las emisiones. No hablaremos de la ganadería extensiva que tiene más aportes benéficos que dañinos. Estos datos que son mucho más serios que las notas que hemos visto circular, lo que nos dicen es que tenemos un modelo de producción-consumo insostenible por decir poco, y desde donde se apuesta desde el propio sistema de clases a construir mega proyectos extractivos, privatizadores, socializando los costos ecológicos con la naturaleza y las poblaciones humanas más vulnerables.

Cambiar nuestra alimentación es importante por muchos factores. Tantos agroquímicos tóxicos, dañinos para la salud ambiental y humana tiene que dejar de producirse, debemos de buscar modificar muchas de nuestras conductas individuales para asegurarnos el buen vivir. Pero este cambio debe de venir de la mano de un cambio sistémico, debe de tener una mirada más allá de lo que podemos hacer de forma individual para remplazarse por acciones colectivas. Dejar fuera el discurso aspiracionista del capitalismo verde que no hace otra cosa que seguir fomentando al modelo de producción-consumo actual. Un poco distinto a los ojos de nosotras, pero sigue siendo privatizador, extractivo, criminal y es el principal culpable del colapso al que nos acercamos.

Desde la Rebelión ante el Colapso

Zinacantepec, agosto, 2019.

Por: Jorge Tadeo Vargas, Director de LIDECS

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