Por: Joel Montoya.

Con Infraestructura Colosal para beneficio de quienes detentan el poder en Sonora, las Riberas del Pitic es un ejemplo de lo que es posible hacer en términos de urbanismo en la ciudad de Hermosillo, construyendo toda una red de captación de aguas provenientes de escurrimientos en lo se conoce como la Unidad Hidrológica de Planeación de la Zona Noreste de Hermosillo, que provee del valioso recurso hidrológico a este  proyecto que tiene planificándose desde que se construyó el encementado del Vado del Río y desarrollándose desde al menos  una década. Esta unidad se nutre de los escurrimientos de los Cerros del Bachoco que cruzan el Blvd. Enrique Mazón para dirigirse al cauce de los ríos Sonora y San Miguel.

Las Riberas del Pitic, es un desarrollo habitacional ejemplar, una joya del urbanismo regional, porque finca su edificación en la construcción de viviendas frente a lagos artificiales, zonas arboladas monumentales y mucha agua, paisajes que los ríos producen de manera natural en la zona. El agua se aprovecha pues, para generar un espacio con vistas a paisajes espectaculares, lejanos de la zona del concreto, el asfalto, la violencia y el ruido de la ciudad, ya que sus grandes muros perimetrales evitan la visita, aunque sea de paseo a  una de las áreas donde un pedazo de terreno se cotiza en miles de dólares.

En la proyección general se prevé la construcción, a cargo del erario, de una vasta red de drenajes para la canalización de aguas pluviales que trasladan el agua de arroyos hacia estanques de detención de agua para proteger la zona y la modificación dramática del cauce del Río San Miguel en un ángulo de 45 grados para hacerlo coincidir con el Río Sonora, lo que ha provocado serias inundaciones en asentamientos urbanos de poblaciones vulnerables como el ejido  La Victoria.

Las Riberas del Pitic es un desarrollo impulsado por grupos empresariales poderosos, con la anuncia de autoridades municipales, estatales y federales que al paso del tiempo han puesto atención especial, concediendo permisos, elaborando estudios y construyendo infraestructura de acceso, como un libramiento exclusivo al residencial, y obras de gran calado para el aprovechamiento de aguas que mantendrán áreas verdes durante todo el año, incluso en épocas de verano y sequía.

Los ciudadanos de Hermosillo, mientras tanto, a pesar de la organización manifiesta en los últimos años para construir una ciudad más amable, observan con pánico los movimientos que el gobierno ha realizado metódicamente desde 1994, para enajenar predios y cuanto terreno podría albergar los bosques urbanos que anhelan para el disfrute de sus hijos.

Ya desapareció el Parque de Villa de Seris y según el pronóstico, antes de finalizar el actual sexenio, La Sauceda estará otra vez, pero quizá definitivamente, en manos de particulares.

Escurrimientos acaparados, el río torcido.

*Joel Montoya es catedrático universitario y miembro de organizaciones ambientalistas de Hermosillo.

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