#DiasdelFuturoPasado Volumen 5

La acumulación por desposesión es permanente en la historia del capitalismo

Franz Fanon, Piel negra, máscaras blancas

Previo a las elecciones presidenciales, Andrés Manuel López Obrador presentó una serie de documentos-base sobre algunas agendas prioritarias –en palabras de él– para el “desarrollo del país”. Entre estos documentos el de la agenda ambiental que lleva el absurdo nombre de “NaturAMLO” presentaba seis ejes rectores de la política ambiental del nuevo gobierno. Son: agua, biodiversidad, cambio climático, ciudades sustentables, justicia ambiental y costas-mares-islas. El documento está lleno de buenos deseos, pero sin ningún compromiso real, no es vinculante con las otras agendas de gobierno, no presenta planes de acción, ni criticas reales, deja mucho que desear en especial si revisamos las acciones de gobierno que ha ido implementando en las pocas semanas que lleva su administración, pero de las cuales ya nos iba dejando claro cuál era el camino que tomarían: Neo-extractivismo y capitalismo neo-feudal, donde claramente la agenda ambiental es lo que menos les importa.

Veamos: para plantear verdaderas acciones contra el cambio climático –por iniciar con uno de sus ejes, posiblemente el más importante– se debe de disponer de toda la información científica disponible –como en cualquier otro tema- ¿Cuál es la acción que toma el gobierno actual? La de recortar en un 32 por ciento el presupuesto a SEMARNAT con lo que toda la agenda ambiental se ve en riesgo, pero si hablamos de la crisis climática, el programa nacional de adaptación al cambio climático se ve seriamente afectado con una reducción de más del 50 por ciento del presupuesto. Si a esto le sumamos que el proyecto energético de López Obrador se basa en mantener los combustibles fósiles como el modelo energético hegemónico, pues construir y reactivar refinerías es justamente eso al igual que aumentar el uso del carbón; además de la reactivación de hidroeléctricas que al final solo aumentan el porcentaje de los gases de efecto invernadero y no permiten verdaderas medidas de adaptación. Mucho menos de mitigación. Las llamadas “energías limpias” que dentro de la matriz energética actual no son tan limpias, seguirán siendo un negocio para las empresas transnacionales, las cuales con sus megaproyectos no han producido más que despojo, desplazados, y privatización de territorios.

El nuevo gobierno no propone una nueva matriz energética, por lo tanto, no hay ninguna posibilidad de que el programa nacional de adaptación al cambio climático puede ser exitoso. Al contrario, ya en este momento es un fracaso contundente.

El tren maya, que seguirá apareciendo como el peor ejemplo de la política ambiental de la IV Transformación, tiene demasiados puntos sin aclarar, falta de transparencia, se ha echado a andar sin consulta previa como lo exige el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y del cual ya se ha hablado hasta el cansancio y que el Gobierno ha decidido hacer oídos sordos a los expertos y las comunidades. Este proyecto pone en riesgo a dos de los ejes de su política ambiental. El primero es la biodiversidad. A pesar de que se ha dicho que el tren usará en su mayoría el tramado de rieles de la antigua vía ferroviaria, estos ya han sido ocupados de nuevo por la flora y fauna de la zona, muchas de ellas están dentro de la lista de especies amenazadas o en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) por lo que el proyecto aumenta el riesgo.

Es prioritario, mucho más que el tren maya, un programa de conservación donde las propias comunidades participen activamente en la elaboración e implementación de dicho programa, el cual tiene que estar basado en enfoques ecosistémicos y de bioregión. Aquí es importante abrir un paréntesis. Cualquier programa que se implemente desde las comunidades con enfoques ecosistémicos y bioregionales, es una medida de adaptación al cambio climático, con lo que la protección a la naturaleza no se puede ver por ejes separados, sino por acciones conjuntas, horizontales e incluyentes. De no ser así solo son políticas sin contenido real.

El otro eje que se ve afectado por el Tren Maya es el de costas-mares-islas, pues lo que busca es ampliar el turismo en gran escala, el cual específicamente en esa región ha sido devastador para las poblaciones humanas (Cancún tiene el mayor índice de suicidios de jóvenes entre los 18 y 25 años). Es injusto pues destruye ecosistemas y poblaciones humanas enteras para el desarrollo de un grupo de empresas transnacionales, incluidas aquellas que se disfrazan de eco-turismo.

Este ejercicio es solo con uno de los mega-proyectos de este nuevo gobierno y nos da una clara idea de cómo su idea del desarrollo es contrario a la naturaleza y las comunidades humanas más vulnerables, por lo tanto es imposible pensar que desde esa lógica se puede lograr la justicia ambiental –la cual no puede ir desarticulada de la justicia social– otro de sus ejes que se ve superado, por lo tanto su plan sustentable México 2024 no es una verdadera agenda ambiental, sino un Green Washing muy similar, sino es que igual que el de las administraciones pasadas con un discurso vacío, sin sentido y sin una verdadera critica al modelo de producción-consumo.

MORENA en general y López Obrador en particular lograron la presidencia con un discurso de que serían un gobierno distinto, preocupado por la gente; sin embargo, sus políticas se mantienen en el neo-extractivismo donde los que realmente mandan son las corporaciones transnacionales, con la naturaleza y los seres humanos como mercancía al mejor postor. No existe un cambio verdadero, pues este no se puede dar en base a simulaciones, se necesita una verdadera transformación de raíz, donde el capitalismo, el neo-extractivismo que poco a poco se transforma en un nuevo feudalismo sea derrotado de raíz.

Zinacantepec, Estado de México, enero del 2019

Jorge Tadeo Vargas J., Director de LIDECS.

t: @primaindie