#DiasdelFuturoPasado Volumen seis

Las acciones que decidió tomar el gobierno contra el robo de gasolina (si, ellos dicen que esa es la razón) saco a relucir algunos puntos interesantes de nuestra relación con los combustibles fósiles. Esto es un indicador de nuestras reacciones ante el inminente colapso civilizatorio.

Huachicol o robo y venta de combustible en México. BBC.

Primero, existe una falta de conciencia de clase o de empatía entre las personas que viven su fantasía ecofriendly sin entender en realidad nuestra dependencia y/o adicción a los combustibles fósiles. Hablan de que esto es una oportunidad para avanzar hacia una movilidad sustentable desde una ignorancia aspiracionista, desde su propia superioridad moral.

Movilidad sustentable es mucho más que usar bicicleta y/o transporte público, es más que caminar para ir de un sitio a otro, es un cambio mucho más profundo en el modelo de ciudades, mismas que en este momento están hechas en función del uso de los carros: son totalmente inhumanas. Solo desde la lógica aspiracionista es que se puede pensar que la solución al problema de la falta de gasolina es usar la bicicleta o el transporte público, mismo que ya esta colapsado en las grandes ciudades.

Otro punto interesante que mencionar es nuestra adicción al petróleo, el cual esta en manos de los poderosos que lo pueden usar como rehén en el momento que lo deseen causando caos, confusión y una paranoia mediática llena de verdades a medias. El desabasto, la demanda son indicadores de que el gobierno puede poner en jaque a cualquier ciudad. Un colapso energético en verdad, si nos lleva a un futuro distópico al mero estilo de Mad Max.

Esta adicción al petróleo, de la cual no nos salvamos nadie, nos ha sido metida con calzador, somos víctimas de ella, pues parte del modelo de producción-consumo se basa en la distribución de la mercancía, de los residuos, de la misma gente para consumir y ser parte de la cadena. El uso de los combustibles fósiles es lo que permitió que este modelo se reforzara y mantuviera como el modelo hegemónico.

No podemos negar que el uso del petróleo es el culpable de todos los beneficios y de los malos de nuestra civilización actual, esa que algunos investigadores llaman el Antropoceno para identificarlos como nuestra era, más allá del Holoceno.

El uso desmedido de los combustibles fósiles fue lo que permitió la hegemonía del modelo de producción-consumo, sin esto el capitalismo (de izquierda y de derecha) no habría logrado su poder, gracias a esto es que actividades tan viejas como la minería ha logrado extraer en veinte años mucho más minerales que en toda la época de la invasión europea hacia el Sur Global.

Queda claro que para salir de esta adicción tenemos que cambiar muchos patrones de conducta, incluida nuestra forma de producir y distribuir nuestra energía. Buscar una transición justa, no de la que hablan los especialistas tecnócratas, donde proponen que los combustibles fósiles sigan siendo hasta la mitad de siglo la forma primera de producción energética.

Campo eólico en Oaxaca. www.acciona.com

Los llaman “combustibles de transición” y según sus estudios estos deben de usarse hasta mediados de siglo y luego dejar de usarlos definitivamente, curiosamente esto es justo cuando el cenit del petróleo entra en la parte más baja, con lo que ya no es redituable continuar extrayéndolos.  Una teoría tan absurda, tan capitalista, tan fuera de la realidad por la urgencia climática que vivimos que no vale la pena ni analizarla, mucho menos entrar en un debate serio.

En estos momentos debemos de buscar una transición justa en todo sentido. El colapso socioambiental al cual nos enfrentamos nos obliga a repensar muchas de nuestras actividades. Desde la producción, el consumo, la forma de relacionarnos con la naturaleza y nosotras mismas. Necesitamos una transición justa antes de que el colapso cobre una factura mayor. Y dentro de esto, la transición energética es vital; la cual no puede darse dentro de la matriz energética actual. Necesitamos modificarla por completo.

Las energías renovables no son limpias per se. Si estas se insertan dentro del modelo de megaproyectos se convierten en una herramienta de despojo y privatización de territorios. Ejemplos de esto hay muchos, solo basta ver la resistencia en Oaxaca contra los proyectos eólicos de la transnacional Endesa para entender que esa no es una transición a una energía limpia, sino un acto de despojo y de privatización.

Necesitamos modificar la matriz energética hacia una matriz comunitaria, ciudadana, descentralizada, que no viole los Derechos Humanos de las comunidades, ni de los derechos de la naturaleza, con un enfoque ecosistémico. Pasar a los modelos cooperativos de energía que tan buenos resultados han dado en países como España e Italia.

Ahora que el sistema comienza a hablar de transición nos tenemos que ir con mucho cuidado. Desde el modelo de producción-consumo no podemos avanzar hacia una verdadera transición.

Jorge Tadeo Vargas, director de LIDECS.

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