El 25 de septiembre de 2014 se aprobó la comunicación de la Comisión Europea al Parlamento Europeo, al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y al Comité de las Regiones, llamada “Hacia una economía circular: un programa de cero residuos para Europa”. Con esto la Unión Europea trataba de emparejar el crecimiento económico con las crisis socio-ambientales que vivimos en la actualidad. Esto es lo que se dice cuando se habla de economía circular, básicamente se trata de cerrar el círculo de los residuos buscando con esto un mejor uso de los recursos y amortiguar o minimizar el impacto en la naturaleza.

La Unión Europea lo presenta como la panacea que nos ayudara a salir del bache económico a su vez que corregimos los problemas socio-ambientales que el modelo de producción-consumo ha venido causando en toda la historia del capitalismo y la globalización económica. El concepto no era tan nuevo como lo estaban presentando. China ha venido trabajando en una iniciativa de consumo y producción sostenible desde el 2008 cuando se formalizó la ley de economía circular de la República Popular de China. Para China, al igual que para la Unión Europea, hablar de economía circular representa una nueva área de oportunidades económicas; desde donde se busca dejar fuera en ciertos sectores de la producción al modelo extractivista manteniendo un crecimiento económico insostenible.

Aquí podemos encontrar el primer espejismo que nos vende este concepto. La economía circular no solo no cuestiona la idea del crecimiento económico infinito tal cual lo presentan los modelos de desarrollo actual; al contrario, nos hace pensar que a mayor eficiencia en el uso de los recursos, menor será su uso. Si nos apegamos a la línea del modelo de producción-consumo tenemos que incluso en el reciclaje se utiliza energía para la producción de nuevos productos. Es decir, seguiremos usando energía, seguiremos contaminando cuencas hidrográficas y atmosféricas y seguiremos consumiendo a un ritmo insostenible.

Si a esto le sumamos la Paradoja de Jevons que básicamente dice que la eficiencia de un recurso no necesariamente se traduce en un mejor uso sino que puede derivar en un mayor consumo; donde el uso del plástico como envase puede ser un ejemplo significativo. El ahorro energético que se tiene al cambiar el uso del vidrio por plástico habla de una mayor eficiencia en los recursos, pero trajo consigo un aumento en el uso de un material altamente contaminante que en este momento tiene en jaque a todo el planeta, principalmente a los océanos, aun cuando mucho de este plástico se recicla.

Así, mientras este tipo de conceptos siga inserto en la lógica del modelo de desarrollo actual no se podrá hablar de una economía circular que sirva para modificar de raíz el modelo de producción-consumo. Mientras se pretenda mantener la hegemonía del modelo y el crecimiento económico actual, cualquier proceso de eficientar el uso de los recursos, que de entrada usar la palabra “recurso” como se presenta en la economía lineal por llamarla de algún modo y la economía circular, nos remite de nuevo a que tanto la naturaleza como los seres humanos somos mercancía para el mejor postor.

El debate y la discusión deben de seguir centradas en ¿para qué y cuánto crecer? Y sobre todo ¿a qué costo socio-ambiental? Debate que se ha venido dando desde la década de los setenta del siglo pasado y que se traduce en conceptos como el decrecimiento, el Sumak Kawsay o el buen vivir, ecología social, municipalismos libertarios.

Otro de los argumentos de la economía circular es que se basa en la naturaleza, es decir; cuando se habla de “cerrar el círculo de los residuos” se habla de sacar a la extracción de la ecuación del modelo de producción-consumo. Eso es entendible e incluso de cierta manera, lo ideal, si logramos ir más allá. Sin embargo, muchos de los teóricos de este concepto, lo presentan como si la economía circular se basara en la naturaleza; esto es una mentira a medias.

La naturaleza, los ecosistemas son cíclicos lo cual no significa que sean circulares, son diversos, adaptativos y tienen ciertas dinámicas para relacionarse entre sí, dentro y fuera del propio ecosistema. Aplicar esto a procesos industriales privilegia solo a los beneficios económicos y no a la naturaleza y por sumatoria tampoco a los seres humanos, al contrario, es un riesgo para las comunidades.

Ahora, ¿dónde radica el peligro de la Economía Circular? El Norte Global se caracteriza por mantener una hegemonía de pensamiento a nivel mundial, es decir, aunque esta idea se haya presentado en la Unión Europea y sea en esa región donde se esté intentando se convierta en una Lex Regulatoria, la promoción que se está haciendo hacia países del Sur Global tanto a los gobiernos como a las comunidades por medio del cabildeo de organizaciones sociales fortalece todo el trabajo previo que se ha venido haciendo sobre economía verde, Mercados de Carbono, servicios ambientales.

Estas falsas soluciones, que se han venido combatiendo por parte de las comunidades afectadas, con la economía circular corren aún más el riesgo de perder su autonomía en nombre de una nueva solución de final de tubería. El presentar este concepto o fórmula como el camino a seguir; algo que están haciendo muchos de los Fondos de Cooperación Económica, el GIZ por ejemplo, así como muchas organizaciones que siguen las agendas pactadas por las fundaciones del Norte Global, invisibiliza los esfuerzos que se hacen y se están haciendo desde las propias comunidades de poner en marcha proyectos de economía popular enfocados a cambiar de raíz el modelo de producción-consumo.

Por Jorge Tadeo Vargas.

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