Por: Benjamín Alonso Rascón/Crónica Sonora.

Cuando activista, recuerdo cuán difícil nos era desarrollar una marcha en silencio. Se tiene como paradigma, como legendaria, la marcha del silencio del 13 de septiembre de 1968 en la Ciudad de México.

Pero en el caso nuestro, el impulso por gritar “basta” lo arruinaba todo. Ayer que estuve en la manifestación contra la violencia feminicida que azota a Sonora me vinieron estos recuerdos.

benji-8Temprano recibí el flyer del Colectivo de Organizaciones de Mujeres invitando a concentrarse en las escalinatas del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora en punto de las 17 horas. Cuando llegué, un cordón de mujeres de negro y un triste saxofón me dieron la bienvenida. De inmediato sentí el duelo.

Ahí estuvimos activistas, periodistas, ciudadanos. Una hora después, o menos, llegó la policía. “Vámonos”, dijo una de las organizadoras, “no iniciábamos la marcha porque no llegaba la policía”. Nos pasamos todos al extremo poniente de la calle Rosales mientras los gendarmes en motocicleta paraban el tránsito vehicular de manera firme y expedita, cosa muy necesaria en una ciudad cada vez más atascada de carros, esmog y ansiedad. Una vez acomodados en nuestro carril (más allá del utópico “marchemos en filas de tres”), arrancamos la marcha, siempre acompañados por el triste saxofón.

benji-5La protesta silente es poderosa, siempre lo ha sido, pero hay que saber hacerla. No se puede ir platicando alegremente, tampoco riendo o pajareando. Así fue la marcha de anoche y no tanto por una lograda construcción del personaje, sino por el sentimiento genuino de luto, dolor y coraje que progresivamente se ha expandido por la geografía sonorense a razón de las incontables vejaciones, desapariciones y asesinatos de mujeres.

Avanzamos a paso lento por Rosales de norte a sur, de Plaza Zubeldía a Palacio de Gobierno. En el camino encontramos las tradicionales miradas curiosas de los que esperan el camión y de los que asoman para ver qué está pasando; también hubo rostros compungidos, algo que casi no se ve en el mundo de la protesta callejera.

beniji6Sucede que el carril oriente de la rúa que parte en dos a Hermosillo está en reparación y eso complicó la convivencia con los automóviles que pasaban junto a nosotros. Curioso fue que no hicieron sonar el claxon; ya para protestar, ya para apoyar. Eso sí, a la altura de la calle Monterrey una sirena de la Cruz Roja sonó y nos replegamos. En la banqueta reconocí a una chica que estudia Teatro:

 

-¿A dónde van?

-Al Palacio de Gobierno

-¿Vamos?

-Vamos, contestó su acompañante y se sumaron

Llegamos a Palacio de Gobierno, colocamos las velas en la puerta y seguimos en modo acto de presencia, mantas y letreros en mano. Minutos después tomó la palabra María Elena Carrera para dar lectura al comunicado oficial, dirigido a la ciudadanía y a la gobernadora Claudia Artemiza Pavlovich Arellano:

benji2El contexto de violencia contra las mujeres en la entidad es alarmante (…), Sonora es el tercer lugar nacional en violencia general contra las mujeres y primer lugar en violencia contra las mujeres solteras.

Hasta en eso somos líderes.

Fuera de programa, Mirtha Castro tomó el micrófono y arengó:

Ya basta de tanta muerte, ya basta de tantas mentiras. Somos una sociedad retrógrada en la que la mujer va cayendo día con día. Lo vemos todos los días: lo vemos en Empalme, lo vemos en La Atravesada, lo vemos en Obregón, lo vemos en Guaymas con la muerte de la China que quedó sin castigo cuando estaba de presidente Otto Claussen. No necesitamos más muertes en nuestro estado. Nuestro estado era un estado pacífico, lleno de armonía (…) Como mujeres comprometidas, le reclamamos el respeto al derecho a la vida a la ciudadana gobernadora Claudia Pavlovich.

***

Así acabó la marcha silenciosa convocada por el Colectivo de Organizaciones de Mujeres, una manifestación pequeña en número (doscientos – trescientos asistentes) pero efectiva. En este contexto, imposible soslayar la ausencia de las chicas agrupadas en La Marcha de las Putas / Capítulo Sonora. Cuando nos retirábamos compartí mi extrañeza con una amiga. “Yo creo que ya se fueron a vivir a Marte”, me reviró, y se fue sin más.

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Publicado originalmente en: http://www.cronicasonora.com/alto-al-feminicidio-cronica-de-una-marcha-silente/