Manuel Alberto Santillana

Solidaridad con Jesús Armando Haro.

1) Si bien este 2020 es inusitado e impredecible para nuestro país y el mundo entero hay cosas que se resisten al cambio. Una de ellas, por absurdo que parezca, es el hostigamiento a académicos, líderes obreros o estudiantiles, activistas sociales o gente con dignidad que se opone a las injusticias. Tal como en los tiempos de la guerra sucia del México de la década de los setentas y ochentas del siglo pasado, hay quien piensa que hostigando puede acallar voces disidentes. Es la política del “calladito te ves más bonito”. Política que se instrumentaba de dos formas, una con el chayote y la otra, con las amenazas laborales. El chayote es el nombre vulgar del soborno a periodistas (que también incluía académicos) dado “por debajo de la mesa” para hablar bien del gobierno o personaje político, o de quedarse callado ante la corrupción Los ejemplos siguen a la vista, el chayote disfrutado por años como los casos de López Dóriga, Ciro Gómez Leyva o Loret de Mola o las amenazas como las sufridas por Carmen Aristegui en tiempos de Felipe Calderón.

2) Pero en eso entra la 4aT y comienzan los cambios. Uno de ellos fue eliminar el chayote y fomentar la libertad de expresión sin límites. Por supuesto que eso cayó como bomba a los medios, periodistas o académicos sumisos a cambio de billetes, canonjías o becas al poder en turno. Y ha generado una campaña de odio y desestabilización contra AMLO, o contra sus estrellas, como es el caso del Dr. Hugo López Gatell.

3) Es en este contexto que un académico y a la vez activista etnocultural como el colega Jesús Armando Haro comienza a ser hostigado por su postura. El punto es muy sencillo. El Dr. Haro, académico de El Colegio de Sonora y a la vez una persona comprometida con la comunidad Guarijía/Makurawe de la sierra de Álamos, se ha opuesto a la construcción de la Presa Pilares en territorio de esta comunidad. Y esta oposición la ha hecho pública en redes sociales o en entrevistas a algunos medios y por eso, nuevamente, está siendo hostigado. Digo nuevamente porque hace años tuvo que solicitar un año sabático casi de forma obligada por las agresiones sufridas. Hasta donde conozco, el origen y construcción de la presa Pilares ha sido muy manoseado y detrás de la misma se encuentran historias de cacicazgos regionales, corrupción en la asignación de los contratos al menos en dos administraciones estatales y la federal anterior, manipulación para dividir internamente a la propia comunidad Guarijía, y manejo muy desaseado en la prensa del porqué y para qué de tal presa. A la vez en estos dos años iniciales, el gobierno de la 4aT en vez de reordenar la construcción de la presa y tomar en cuenta las propuestas de rescate cultural y de biodiversidad de todos los miembros makurawe, siguió adelante con su construcción. Lo que ha sido criticado duramente por el Dr. Haro y un buen grupo de académicos o activistas. Pero en vez de dialogar con él, se prefiere silenciarlo. Reitero, como si estuviéramos en la década de los ochenta. Y al estilo tradicional de los “de la secreta” cercando su casa, o de poner guaruras en carros vigilando su casa. Pero ahora, además cibernéticamente hackeando sus cuentas de redes sociales, o mandándole amenazas por esas redes.

4) Me une con el Dr. Jesús Armando Haro una amistad insobornable de casi cuarenta años, y pese a pocas discrepancias académicas, en el fondo, en la forma y la superficie estoy con el Dr. Haro. Muchos académicos y activistas sociales estamos con él. Las expresiones que tiene él de disidencia son legítimas y lo importante en la vida política actual, en la académica y en la de la prensa es reconocer la existencia de voces discrepantes. No silenciarlas con la idea trasnochada de las administraciones anteriores de que las cosas son como siempre ha sido, “te callas o por premio o por castigo”. Incluso, en el improbable caso de que algunos de los reclamos de defensa de los valores a las costumbres socioculturales y de defensa de la biodiversidad de la sierra Guarijía fueran no totalmente ciertas, la forma de resolver eso es con el diálogo público, académico o abierto en la prensa. No con la típica violencia de los tiempos del PRI y el PAN.

Alto a las agresiones y hostigamiento al Dr. Jesús Armando Haro.