Ahora que dicen que ya atraparon a Tomás Yarrington y a Javier Duarte, que pronto caerán César Duarte y Roberto Borge, y si agregamos que Guillermo Padrés ya se encuentra preso en nuestro país, sería interesante, además de apremiante, que empezaran a soltar la boca para empezar a creer que realmente se está combatiendo la corrupción en México.

Imagínese, Usted mi estimado(a) lector(a), que el Memo Padrés nos confesara cual fue el acuerdo que permitió la continuidad de Abel Murrieta en la Procuraduría General de Justicia del Estado en la transición del gobierno de Eduardo Bours al suyo. Seguramente, se aclararía, de inmediato, muchas cuestiones relacionadas con el incendio en la Guardería ABC y aquel extraño asesinato de Carlos Andrés López Meza, chofer y guardia del ex Secretario Técnico del Gobierno, Juan Carlos Lam Félix. Ayudaría, también, para localizar y traer a México al exsecretario de gobierno, Roberto Romero López, y a una serie de exfuncionarios acusados de corrupción, quienes son considerados prófugos de la justicia.

Si confesaran Yarrington y otros exgobernadores ligados al narcotráfico, podríamos estar en el umbral de la desaparición de los patrullajes del  ejército y marina en las calles de nuestro país, cumpliendo funciones que corresponden a los policías municipales y estatales. Empezaría a desgranarse la mazorca que mantiene unidos a los políticos corruptos con los principales cárteles que tienen asolado a todo el país propiciando la muerte de más de un centenar de miles de mexicanos, en su mayoría jóvenes que no encontraron otra salida que insertarse en el peligroso mundo de las drogas. Podría iniciarse, también, la transición del consumo ilegal de las drogas a un consumo supervisado por el Estado, tal y como sucede con otras drogas, como el tabaco y el alcohol. Se acabaría el jugoso negocio del comercio ilegal y los cárteles perderían todo el poder que han acumulado en los últimos 30 años.

Un caso muy especial, lo representa el exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdez, quien ahora pretende ser diputado a través de un partido de reciente creación, el Partido Joven, en las elecciones del presente año en aquella entidad. Este personaje, también ligado al narcotráfico, es señalado como uno de los principales impulsores de la candidatura de Enrique Peña Nieto y se habla de un desvío de 36 mil millones de pesos durante su estancia como gobernador del Estado de Coahuila, parte de los cuales presuntamente sirvió para financiar la campaña del entonces candidato presidencial. En esa misma tónica, podrían estar asociados Javier Duarte y otros exgobernadores acusado de corrupción

Si tan solo, Elba Esther Gordillo, aunque no es exgobernadora, expresara abiertamente lo que sabe en torno a los acuerdos “políticos” dentro de la mafia del poder, estaríamos inaugurando una verdadera etapa de renovación nacional que nos llevaría, sin duda, a establecer gobiernos verdaderamente legítimos y no esa especie de títeres que ostentan los principales cargos políticos. No necesitaríamos ofrecerles una AMNISTÍA tal y como lo pretende el ahora tres veces suspirante a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, ya que se corre el riego de cambiar para que todo siga igual. Que nos ocurra algo similar a lo sucedido en Brasil, donde hasta el mismo Lula es acusado de corrupto, una vez que la derecha, mediante el uso abusivo de los medios de información, logró darle golpe de estado a Dilma Rousseff. Esto es, si las encuestas de hoy en día se convierten en una realidad, tendríamos un gobierno débil encabezado por AMLO, bastante presionado por los medios internacionales, con el apoyo de los medios locales.

No olvidemos, que detrás del capitalismo salvaje que actualmente estamos padeciendo está una estela de corrupción bastante grande que logra nublar el cielo del sistema político mexicano. Por eso, si realmente hubiese JUSTICIA en nuestro país, ya hubieran hablado esos exfuncionarios corruptos, sobre todo aquellos que cumplieron funciones de gobernadores en estados muy representativos de la geografía nacional.

Si tan solo hablaran, se redimirían en parte, asimismo aportarían un ladrillo para el nuevo país que necesitamos construir.

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