El pasado primero de junio; el gobierno de los Estados Unidos que encabeza Donald Trump, inicio la salida de este país del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, un acuerdo histórico por ser el que más países han firmado, en todos los años que llevan las Conferencias de las Partes sobre Cambio Climático de la ONU, conocidas como COP.

Este inicio de la salida oficial es más una estrategia mediática que una salida real, pues los mecanismos para dejar este acuerdo (igual que los otros acuerdos alcanzados en las distintas COPs)  dicen que esto no es posible hasta noviembre del 2019, cuando Estados Unidos puede presentar su carta de salida, la cual se ratifica hasta un año después, es decir en noviembre del 2020.

Aunque este procedimiento es mucho más largo de lo previsto, el mismo acuerdo plantea que los países firmantes no tienen ningún compromiso vinculante que los obligue a cumplir con nada de lo firmado, así que mientras Trump deja claro que el país que representa saldrá del acuerdo de París o mínimo renegociará algunos de los puntos del acuerdo, cosa que no existe dentro de lo firmado; nada de esto se puede dar y sigue siendo una estrategia mediática, como lo han sido cada una de las promesas de campaña que en papel ha cumplido, pero que en teoría no son más que placebos para ir ganando tiempo y mantener dentro de sus políticas ambientales el uso de los combustibles fósiles como la forma hegemónica de producir energía.

Veamos en realidad que significa la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París; cuales son los impactos negativos que pueden resultar tanto a nivel global como a nivel regional. Primero tenemos que dejar muy claro que en ninguna de las 21 COPs que se han celebrado a lo largo de los años se ha logrado un compromiso real de reducción de los Gases de Efecto Invernadero, causantes primarios de la crisis climática. A lo mucho han servido como cartas de buenas intenciones, sin mecanismos vinculantes que vayan encaminados a lograr un digamos mediano éxito en lo que se proponen.

Tan es así que en los últimos 21 años, mismo años que tiene la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, el aumento ha sido tan agresivo que ya tenemos por lo menos un par de año de haber llegado al punto del NO retorno.

Ningún acuerdo firmado, ningún compromiso adquirido ha servido para reducir y/o mitigar los efectos, principalmente porque estos efectos pocas veces se interrelacionan en estas reuniones con el modelo de producción-consumo y, las otras crisis que el capitalismo está causando en el mundo; crisis económicas, sociales, ecológicas que van de la mano de la crisis climática y no pueden ser vistas de manera aislada; al contrario, el colapso inminente al que estamos llegando como civilización es mucho más complejo y se tiene que ver como un colapso sistémico ocasionado por un modelo de producción-consumo insustentable e insostenible.

Sin embargo, en lo que las COPs han tenido un éxito mayor es en convertir la crisis climática en una oportunidad de negocios para las corporaciones transnacionales y los gobiernos del Norte Global; cada una de estas reuniones a fortalecido los Mercados de Carbono, convirtiendo las medidas de mitigación y adaptación de las que tanto hablan, en negocios internacionales, que van causando una serie de injusticias socio-ambientales alrededor del Sur Global; claro, con una complicidad implícita por parte de los gobiernos de estos países.

Desde los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), a el programa de Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD, REDD+, REDD plus) hasta las  acciones de mitigación apropiadas a cada país (NAMAs) solo han servido para fortalecer la economía capitalista y aumentar los costos socio-ambientales a nivel local, regional y global. Por lo tanto hablar del Acuerdo de París o de cualquier otro acuerdo, protocolo, mandato que haya salido de estas reuniones, es hablar de fracasos para el planeta y de éxitos para el modelo de producción-consumo y el capitalismo.

Regresando a la pregunta del párrafo anterior. ¿Qué significa la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París? Haciendo un poco de historia, en 1992; George W. Bush firmo la adhesión de este país a la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) lo que le permite participar en las COPs pero no lo obliga a firmar ningún acuerdo alcanzado en estas conferencias. Lo cual no lo han hecho, ni en el Mandato de Berlín (1995), ni en el Protocolo de Kioto (1997), dos de los acuerdos más representativos de estas reuniones.

En 21 años hay consecuencias visibles de la crisis ecológica y climática que se vive en el mundo, donde se calcula que más de 25 millones de personas han sido desplazados de sus territorios por problemáticas socio-ambientales, donde el cambio climático es un factor importante para este desplazamiento.

Con este panorama por primera vez Estados Unidos y China, los dos mayores responsables de emisiones de GEI a la atmósfera firmaron un acuerdo climático. Acuerdo que ha tomado más de dos años lograr poner en papel; después de muchas negociaciones, es decir que por dos años ni Estados Unidos, ni China, ni Australia, ni la Unión Europea han hecho nada por mitigar su contribución a la crisis climática; mucho menos los demás países que no están en el top cinco de los grandes contaminantes. Con esto en la mesa, la salida de Estados Unidos no significa nada para alcanzar verdaderos compromisos vinculantes, que busquen mitigar las emisiones de GEI, mucho menos en aquellas medidas de adaptación para que los daños socio-ambientales que se están produciendo se reduzcan al mínimo.

En teoría, para un sistema capitalista que busca aprovechar las oportunidades que le brinda el pintarse de verde, esta salida es una excelente estrategia de seguir culpando a un SOLO país por todo lo que el modelo está produciendo; criticar a Estados Unidos por dejar este acuerdo es tratar de borrar 21 años de fracasos con acuerdos que no han llegado a poner un alto, aunque sea mínimo al cambio climático.

Trump es un ser nefasto, oscuro, un ejemplo de lo que es el capitalismo de Estado, pero también es un estratega inteligente; ¿Qué más da cargar con la culpa? Es algo que lo sabe hacer muy bien, siempre y cuando las ganancias aumenten; de nuevo un acuerdo de este tipo tendrá nombre y apellido a quien culpar, mientras que el modelo de producción-consumo, el sistema capitalista, seguirá jugando con nuestras vidas y con la naturaleza.

Jorge Tadeo Vargas; coordinador del Laboratorio de Investigación en Desarrollo Comunitario y Sustentabilidad, LIDECS

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