Muchos y muchas sonorenses se estarán preguntado qué ocurrió con la Caravana Migrante, cómo fue que llegó a Tijuana. No se dieron cuenta de su tránsito por Sonora; sin embargo, sí pasó por nuestro estado, y lo hizo en condiciones infrahumanas.

En pocas palabras se puede resumir lo siguiente:

1) Entre el miércoles 14 y jueves 22 de noviembre pasaron alrededor de 7,000 personas de las dos primeras caravanas migrantes.
2) El Gobierno de Sonora, en conjunto con el gobierno federal y otros estados orquestó una operación para transportar a la caravana hacia Baja California y deshacerse de su responsabilidad de forma pronta.
3) La operación fue clandestina: sin llegar a las principales ciudades, con un cerco informativo en varias etapas.
4) El Gobierno de Sonora actuó de forma desalmada y con crueldad innecesaria: falta de alimentos, servicios de salud, campamentos temporales. Dejó en el abandono a millares de familias (niños y mujeres incluidos) por dos días en el límite entre Sinaloa y Sonora. No permitió que organizaciones civiles de asistencia humanitaria, con sus recursos propios, brindaran suficiente atención a la caravana migrante.

Una mayor explicación se puede leer a continuación.

El pasó por Sonora de la caravana migrante fue relativamente fugaz, o por lo menos así se pretendía. A diferencia de lo que venía ocurriendo en su paso desde Chiapas a Guadalajara, en donde habían llegado de aventón o caminando a grandes ciudades (CdMx, Querétaro, Irapuato, Guadalajara, etc.), los gobiernos de Nayarit, Sinaloa y Sonora, en conjunto con el Gobierno Federal, orquestaron una operación para deshacerse de ellos lo más pronto posible y así acelerar su llegada a Baja California: Tijuana o Mexicali. El gobierno de Nayarit los transportó desde Jalisco hasta el municipio de Escuinapa, Sinaloa; el gobierno de Sinaloa los transportó hasta La Jaula y Estación Don del municipio de Navojoa, Sonora; y el Gobierno de Sonora los transportó hasta Mexicali, Baja California.

Migrantes durmiento en la intemperie en la inmediaciones de Navojoa, Sonora.

Según la información que se puede recoger en diversos medios, ya pasaron las primeras dos caravanas migrantes. El miércoles 14 de noviembre pasaron alrededor de 1,500 personas de la primera caravana migrante. Ese mismo día quedaron dejados en La Jaula otros 1,500 migrantes; ellos estuvieron una noche en la intemperie y pasaron por Sonora el jueves 15 de noviembre. Ese mismo jueves llegaron a La Jaula otros 1700 migrantes y los tuvieron dos días allí a la intemperie y sin ningún servicio; este grupo pasó por Sonora el sábado 17 de noviembre.

La segunda caravana llegó a Sonora el martes 20 de noviembre y pasaron por la entidad ese mismo día alrededor de 600 personas. La segunda parte de esta caravana, de alrededor de 1400 personas, no tuvo ese destino, pues comenzaron a llegar a Estación Don el martes 20 de noviembre y allí permanecieron en la intemperie y sin servicios entre uno y dos días; cerca de 700 cruzaron por Sonora el miércoles 21 y la otra parte el día jueves 22. Si sumamos las personas de la primera y segunda caravana, entre el miércoles 14 y jueves 22 de noviembre cruzaron por Sonora casi 7,000 personas.

Campamento causi-obligado en Pesqueira, Sonora.

Todo esto ocurrió de la forma más clandestina y desalmada posible. Clandestina por varios aspectos. En primer lugar, el gobierno del estado de Sonora aparte de intentar deshacerse de los migrantes lo más pronto posible, optó por no permitir, bajo ningún motivo, se detuvieran en las ciudades más importantes (Navojoa, Ciudad Obregón, Hermosillo). Además, se puede constatar un cerco informativo, sobre todo en el caso de la segunda caravana. Si bien la precariedad de las condiciones en que se encontraba la primera caravana en La Jaula, Sonora, sí fue denunciada por los medios de comunicación (p. ej. Expreso); la segunda caravana, que sufrió las mismas condiciones, tuvo nula atención por los medios de comunicación. Además, existe información de la presencia de diversos medios de comunicación presentes el jueves 22 de noviembre en Pesqueira, lugar donde diversas organizaciones civiles atendieron a los migrantes; sin embargo, más allá de algunos medios alternativos de comunicación, no se encontró ninguna nota al respecto en los medios de comunicación masiva como El Imparcial, Expreso, Televisa, TvAzteca, Univisión, etc.

Esta clandestinidad puede ser explicada por la maniobra de enviar a todos y todas las migrantes a Baja California sin darle tiempo al gobierno de esa entidad de reaccionar y desviar a la caravana a otras ciudades, como Nogales. Con esta acción, el gobierno de Sonora invisibilizó de nuevo a los migrantes, que es uno de los factores que hacen más vulnerables a esta población. Como se dijo, a nuestro entender la estrategia fue deshacerse de los migrantes lo más pronto posible. Lo que no es posible entender en ninguno de sus aspectos es la forma desalmada en que fueron tratados por el gobierno de Sonora.

Sin comida, agua, baño ni descanso por muchas horas.

Argumentamos que el gobierno de Sonora actuó de forma desalmada y con crueldad innecesaria por varios aspectos: la falta de alimentos, de campamentos equipados, de atención básica a la salud, de presencia de observadores de derechos humanos, durante toda la travesía de la caravana migrante en Sonora. Con este maltrato el gobierno incurrió en graves omisiones a la garantía de los derechos de los cuáles gozamos todos los seres humanos, no importando nacionalidad o raza alguna. Además los transportó en autobuses no adecuados para recorrer los 1,113 kilómetros desde Estación Don hasta Mexicali (autobuses escolares de desecho de EE.UU, deteriorados y sin baños). La más grave omisión fue abandonar a la intemperie y sin servicios básicos, en La Jaula y Estación Don, Sonora, a millares de migrantes, entre los cuales había niños, niñas y mujeres.

Campamento en Benjamin Hill, el único organizado con atención médica el sábado 17 de Noviembre.

No hay razón alguna que justifique esta desatención a los migrantes. Se podría argumentar que el Gobierno del Sonora no quería someterse a las críticas de ciudadanos racistas que no querían que sus impuestos se gastarán en los migrantes, pero no hay razón alguna para faltar a los tratados internacionales de derechos fundamentales de las personas, por ejemplo el garantizar el interés superior de los niños y niñas. Además, desde finales de octubre diversas organizaciones civiles, con sus propios recursos, se habían preparado para coadyuvar en brindar atención básica a los y las migrantes y no fueron convocados por el gobierno.

Peor aún, al buscar hacer la operación de forma clandestina, el Gobierno del Estado negó sistemáticamente información a las organizaciones civiles para que pudieran brindar alimentación a la Caravana Migrante. Esta forma desalmada de tratar a las primeras dos caravanas migrantes recuerda mucho a la manera en que trataba Joe Arpaio, sheriff de Maricopa, Arizona, a los inmigrantes mexicanos, de forma despiadada y con crueldad innecesaria. ¿Con qué cara pediremos ahora un buen trato de nuestros conciudadanos en los Estados Unidos si ha quedado ya al descubierto la forma cruel en que tratamos a los migrantes y refugiados internacionales?

***Texto publicado por la organización humanitaria ProMigrante HMO en su cuenta de Facebook la noche del domingo 25 de Noviembre del 2018.

***Crédito de las fotos: ProMigrante HMO.