#DíasDelFuturoPasado Vol. 36

Los incendios que están ocurriendo en Australia desde hace ya varias semanas ha regresado el debate sobre el cambio climático, mismo que se había perdido después del fracaso de la COP25 en Madrid. No es para menos, millones de animales y plantas, árboles han sido asesinados por el fuego, ecosistemas enteros destruidos y tendrán que pasar muchos años antes de que se puedan recuperar en su más mínimo funcionamiento, el CO2 y otros Gases de Efecto Invernadero que estos incendios arrojan a la atmósfera se contabilizan por toneladas, aumentando con esto la crisis climática que ya se esta en su punto más dramático y el punto de no retorno hacia el colapso se comienza acortar más y más.

Estos incendios comienzan a días después de que finalizara la COP25, la cual pasara a la historia como la peor Conferencia de las Parte sobre Cambio Climático, misma que terminó mucho antes de que comenzara acabando con cualquier esperanza de que los gobiernos llegaran acuerdos mínimos, vinculantes, necesarios para hacerle frente a la crisis climática que tenemos enfrente. No obtuvieron ni siquiera la declaratoria de emergencia climática que tanto buscaban algunas organizaciones patrocinadas por las corporaciones transnacionales. De los pactos verdes mejor ni hablar, al parecer estos se verán de forma individual con lo que la Unión Europea y los Estados Unidos mantendrán el control de lo que se decida sin ponerlo a debate con otros países. Aquí es bueno hacer un paréntesis y mencionar que el gobierno australiano que se ha dedicado desde hace algunos COPs a boicotear cualquier intento de acuerdos vinculantes en lo referente al modelo extractivo, hizo lo propio en la realizada en Madrid con presidencia en Chile frenando todo lo que tuviera que ver con regular un poco la minería, el fracking, entre otras formas de extractivismo que SI están ligadas a los incendios que ocurren en este país.

Proyectos devastadores que son la causa de la deforestación, la sequía que está matando ecosistemas enteros, es la causa real y no como muchos medios de comunicación nos lo quieren vender diciendo que es el cambio climático, así en abstracto dejando fuera que este fenómeno antropocéntrico en su mayor parte es una causa/consecuencia de todo el modelo de producción-consumo. Esta confusión saca de la ecuación la causa más importante de la crisis socio-ambiental que es el extractivismo, la privatización de los territorios, es decir el sistema de clases que sostiene al modelo de producción-consumo, culpable directo de todos los impactos negativos a la naturaleza. Mantener al cambio climático como el culpable solo ayuda a que las corporaciones trasnacionales y los gobiernos cómplices busquen como pintar de verde -con sus nuevos pactos económicos ecofriendly- el camino hacia el abismo al que nos acercamos peligrosamente. El colapso civilizatorio va más allá de declaratorias de emergencia climáticas que solo sirve para perpetuar un sistema de clases. Australia es el mejor ejemplo de esto al pretender culpar un fenómeno causado por el modelo, sin culpar a nadie en concreto.

Los incendios en Australia, como los ocurridos en menor medida, pero no por eso deben ser menos importantes en Chile; los incendios en la Amazonia brasileña de hace algunos meses atrás, junto con los ocurridos en África, California, México y muchos otros países, son el indicador perfecto de que la devastación a la que hemos sometido a la naturaleza nos tiene en una especie de jaque mate donde no se logra ver una salida con justicia para la naturaleza, incluidos los seres humanos, al contrario todo indica que continuaremos con esta devastación hasta que el neofeudalismo sea el sistema de clases hegemónico. Aquí el cambio climático se antoja como el menor de los problemas, no porque no sea una crisis, sino que de no cambiar el modelo de producción-consumo más comunitario, local, cooperativo, comunal la crisis climática no podrá ser no digamos detenida sino tratada con justicia. No se trata de declarar emergencias climáticas, se trata de poner en marcha la justicia climática para sobrevivir. Esto lo podemos lograr con una visión ecosistémica de nuestro andar, recuperar la biodiversidad local para tener repercusiones positivas globales, reducir a cero los gases y residuos contaminantes recuperando las dinámicas ecosistémicas que traen como resultado una recuperación del tejido social.

El cambio climático, presentado como un ente ajeno a todo lo que hace el modelo de producción-consumo es el nuevo monstruo a quien culpar y aunque habrá quien me diga que no es así, que si existe un cuestionamiento a la forma de consumir, claro es una forma de legitimarse del propio sistema pero mientras no se busque darle vuelta al extractivismo y la privatización de la naturaleza cualquier discurso es mera retórica -incluso esta columna lo es- debemos de dejar de repetir el discurso mediático de no culpar a nadie culpando un problema ocasionado por el propio modelo y comenzar a señalar a los verdaderos culpables. La deforestación masiva para el monocultivo, la agroindustria y el uso de los venenos agrotóxicos, el mega turismo de sol y playa que se esta extendiendo ahora hacia los bosques, selvas disfrazado de turismo ecológico, la ganadería y pesca industrial, en fin, todo aquello que está dentro del modelo extractivo.

Ante el inminente colapso, tener claro quienes y en donde están los culpables es el primer paso para la organización comunitaria que nos permita no solo sobrevivir, sino hacerlo desde la justicia socio-ambiental que tanto nos niega el propio sistema.

Desde el colapso hacia la rebelión

Enero, veinte20

Jorge Tadeo Vargas

Tw: @primaindie

Activista, anarquista, biólogo, panadero casero y coordinador de lidecs