Aparentemente, a los diputados se les durmió el gallo y no supieron bien a bien que estaban votando el punto No. 6 del orden del día de la Sesión Extraordinaria del 24 de Diciembre, que era el proyecto de Ley de Ingresos y Presupuesto de Ingresos del Gobierno del Estado, el cual incluía la antes rechazada -de palabra- línea de crédito por 1,300 millones. Poco antes se había votado, a petición de la diputada Nitzia Gradías (PRI), el dispenso de la primera y segunda lectura del proyecto de ley. En un pase rápido y digno de Beto “el boticario”, la presidenta María Magdalena Uribe (PT), preguntó si había o no discusión en lo general y/o particular del “presente asunto” para, si no, proceder a su votación en un solo acto. Dos segundos espero la diputada presidenta para decir que no habría discusión y preguntar de inmediato si se aprobaba o no (aquí ya no dijo siquiera “el presente asunto”). Todos los diputados de la antigua coalición opositora se pararon, excepto Diana Platt. Los del PRI y los del PAN ya estaban parados desde antes.

La Aprobación.

Se dice pues que los diputados de la 4T, que se supone votarían en contra, no supieron que ya estaban aprobando la Ley de Ingresos, sino que, por la rápida sucesión de votaciones, pensaron que se trataba todavía de la aprobación de dispensa de lecturas. Tal que, cuando los morenistas encabezados por Ernestina Valenzuela externaron posicionamientos, fue María Dolores del Río (MC) quien tuvo que aclararles que la votación sobre el crédito de marras ya había sido votado y aprobado. Confusión, regaños, cuchicheos, caras de enojo, nerviosismo.

Para ese entonces lo que en realidad estaba en discusión era el punto 7, el decreto del Presupuesto de Egresos. La oposición pidió que se hiciera votación nominal, que cada quién expresara abiertamente su postura para dejar en claro que votarían en contra. Dicen los enterados que el diputado Filemón Ortega (PT) había acordado emitir voto de censura, pero después de cavilar un momento y con cara de angustia, votó a favor. En el video se observa que, a sus espaldas, Gildardo Real (PAN) estira su brazo cual Jedi hacía Ortega, como esperando que la Fuerza de algún cabildeo de última hora tuviera resultados. Y los tuvo, el voto del petista dio los números necesarios para que también se aprobara el Presupuesto de Egresos a pesar del bloque en contra morenista. Si este decreto no se aprobaba, la Ley de Ingresos quedaría desactivada junto con el crédito que nadie quiere, excepto quien lo propuso y quien lo aprobó.

¿En verdad se confundieron los diputados de Morena? Horas después, mientras todo el mundo preparaba la cena de Navidad, emitieron un comunicado en el que aclaran que “el grupo parlamentario emitió un voto libre, consciente y razonado”. Es decir, quieren decir que no hubo confusión alguna. En el párrafo siguiente dicen: “se contempló un crédito dentro de los parámetros permitibles (sic) en el rango de la inflación…”. De nuevo, externan estar de acuerdo. ¿O será solamente que no quieren quedar tan mal parados?

Desde nuestra perspectiva, pensar que “los chamaquearon” y que al final no importaba si PRI-PAN-PES-MC-Nueva Alizanza aprobaban la Ley de Ingresos, pues el acuerdo con Filemón (y quizá cn algún otro) atoraría el Presupuesto de Egresos y por ende todo el Paquete Económico 2020, nos parece poco probable. Quizá el nerviosismo y las caras largas eran más bien por tener que aprobar un endeudamiento cuando el mismo presidente López Obrador ha puesto la canasta federal bien alta, pero bien clara: “no más deuda pública, no más impuestos, acabamos el 2019 con menos deuda pública que como empezamos”.

En el mismo comunicado, los diputados de Morena expresan haber rechazado en bloque el Presupuesto de Egresos por considerarlo insostenible, por no atender las necesidades básicas de la población y no apegarse a la austeridad, transparencia y disciplina financiera, “generando un claro desequilibrio entre ingresos y egresos”. ¿Para qué aprobar una cosa y rechazar en forma tan contundente la otra, si en realidad ambas son complementarias? Lo que se leyó como chamaqueo pudo haber sido la estrategia del tocador: “yo lo rechazo, pero apruébalo tú”.

¿Por qué tuvieron qué aprobar el Paquete? ¿Por qué los diputados del PRI y del PAN, a pesar de que son una clara minoría, siguen llevando la voz cantante en los temas importantes en el Congreso? ¿Será que, como ha ocurrido históricamente en Sonora, la oposición no ha sabido ser oposición? Las aprobadas Ley de Austeridad y la prohibición de contratar seguros de gastos médicos mayores y de vida a funcionarios no son poca cosa, son exactamente el tipo de cambios que la ciudadanía espera de esta nueva clase política. Pero el peso de mil-trecientos-millones-de-pesos fatiga sólo de decirlo.

Una parte de la vox-populi señala, desde antes y sin mayor sustento, pero con la experiencia de muchos años de traiciones y desilusión, que a los diputados “los maiceron”, los compraron, los convencieron con el moche. Es una hipótesis que no compartimos, pero como dijo Descartes, no lo descartes.

La aguda mirada del periodista Aarón Tapia ha distinguido a varios operadores que habrían metido la mano para que la propuesta transitara. Uno sería Ramón Flores, quien dirige en los hechos el PT en Sonora, pues Ana Gabriela Guevara se reparte entre la CONADE y la Cámara de Diputados. Otro, el más importante, sería Carlos De La Portilla, “enlace con los Congresos Estatales de la SEGOB, quien fue enviado por Olga Sánchez Cordero a espaldas de Alfonso Durazó y del Presidente López Obrador para operar con los diputados de la coalición (Morena, PT y PES) para que votarán a favor de la deuda.” Es consabida, sigue Tapia, de las buenas migas entre Sánchez Cordero y Claudia Pavlovich. También es conocida la buena relación entre Guevara y la gobernadora, agregamos nosotros.

Carlos de la Portilla, a la derecha de Sánchez Cordero.

López Obrador dijo apenas ayer que el argumento de que el Gobierno Federal ha recortado el presupuesto a los Estados no debe ser usado para más endeudamiento. “No es cierto de que tengan menos recursos los gobiernos estatales, se les entregaron los recursos que les corresponden de acuerdo a la Ley, el incremento de deuda es decisión de los gobiernos locales”.

Mientras son peras o manzanas, ya somos el sexto estado más endeudado del país. Está por verse si los 1,300 millones se usan para terminar el Hospital, recursos para seguridad pública y apoyo en infraestructura para los municipios tal como se argumenta, o van a parar a los usos discrecionales del gobierno estatal con miras al 2021.

Redacción: Libera Radio.