Si hacemos un análisis serio de eso que critica el presidente de México, “el neoliberalismo”, nos daremos cuenta que la clave está en el manejo eficiente de nuestros recursos. En resumen, qué trato se le está dando a la recaudación de nuestros impuestos.

Los “neoliberales” encontraron una forma muy fácil de gobernar, lo cual les aportó un doble beneficio. Por un lado, trasladaron sus responsabilidades a entes privados y, al mismo tiempo, se vieron beneficiados con los famosos “moches”, razón por la cual se explica el incremento de la riqueza personal de algunos “políticos”.

Foto: Radio Sonora

Si en realidad el presidente de México quiere abolir el “sistema neoliberal” tienen que darse acciones concretas que nos indiquen que vamos en el camino correcto en varios ámbitos, no solo en el petrolero o esa promesa de que también se actuará en la Comisión Federal de Electricidad. No se puede hablar, por ejemplo, de manejo eficiente de recursos a ese arrendamiento puro al que recurrió Célida para “solventar” el problema de la recolección de basura; así como tampoco lo es, la licitación que se está haciendo de parte del Gobierno del Estado del Servicio de Transporte Público para la capital del estado.

Qué diferente sería que la autoridad municipal se hiciera responsable de reparar sus propias unidades de servicio reparándolas en los talleres del Ayuntamiento que cuentan con personal calificado para ese tipo de tareas, en lugar de favorecer a “un amigo” mandándole las unidades a su taller particular. Sería distinto, aunque requiere de un mayor compromiso de los funcionarios estatales, hacer una especie de Cooperativa que aglutine a los Concesionarios del transporte público con la intención de mejorar el servicio, favoreciendo tanto al portador de la Concesión como al usuario. Repetir el error de Eduardo Bours, creando una nueva empresa, nos llevará a los mismos resultados. Un transporte público deficiente con nuevos ricos a costillas del malestar ciudadano.

Mucho se ha prometido del uso eficiente del tratamiento de nuestras aguas negras para la creación de áreas verdes en nuestra ciudad capital. La triste realidad nos dice que lejos de crecer en áreas verdes se siguen destruyendo las pocas que aún quedan. La visión empresarial nos ha llevado por un camino tortuoso lleno de opacidad, donde no queda clara la línea divisoria entre el interés empresarial y el supuesto beneficio social que traería consigo dicho tratamiento. Claro está, los “empresarios” locales tuvieron la gran idea de crear “Consejos Ciudadanos” a modo para permanecer haciendo negocios con los recursos públicos. Hemos llegado al extremo de que nos sobra agua tratada pero no hay dinero para la compra de gasolina necesaria para que las pipas del Ayuntamiento la distribuyan. ¿Dónde están las acciones para revertir este problema?

En la Universidad de Sonora sigue vigente la Ley 4 impuesta por Manlio Fabio Beltrones, misma que arrebató la Autonomía a nuestra alma mater y ahora un grupo de “notables”, llamado Junta Universitaria, se ha encargado de mantener en el poder a un mismo grupo político durante más de cuatro sexenios. No sólo eso, también se ha incrementado de manera desproporcionada la burocracia universitaria medrando las actividades prioritarias de la máxima casa de estudios del estado. Por ese motivo, se carece de recursos para impulsar en mayor medida las tareas primordiales de Docencia, Investigación y Difusión. El STAUS ha discutido este punto, pero pareciera que no es prioritario en este momento. Si queremos hacer eficiente el manejo del presupuesto universitario, es esencial cambiar las reglas de operación y la Ley 4 sigue siendo un obstáculo que debe ser derribado.

Podríamos seguirle con la lista de acciones por emprender, pero creo que con lo planteado hasta el momento es suficiente para iniciar el debate. El problema es, se atreverán nuestros políticos a dar el paso importante o se sienten muy cómodos en su zona de confort.

Por: Isabel Dorado Auz.

auz3@correom.uson.mx

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