A propósito de la detención de Julian Assange en Londres, rescatamos este texto publicado en junio del 2013 sobre el impacto que han tenido personajes de su tipo en nuestra comprensión del mundo los últimos años. En ese entonces recién se conocía el alcance del espionaje telefónico realizado por la Agencia de Seguridad Nacional y Assange ya estaba en su refugio/prisión de la Embajada de Ecuador. Algunas cosas han cambiado, Bradley es ahora Chelsea Elizabeth y está libre, alguien con un talante distinto ocupa la Casa Blanca y el Papa le besa los pies a algunos líderes africanos. Todo lo demás va más o menos igual.

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Tal como el mítico titán que robó el fuego de los dioses para devolverlo a la humanidad, estos nuevos Prometeos se han atrevido a volver del Olimpo trayendo consigo revelaciones tan ardientes como el fuego hurtado a Hefesto. En los tiempos que corren, el tesoro más valioso y más útil quizá sea la información, y he aquí que fue precisamente eso lo que Bradley Manning, Julian Assange y Edward Snowden han socializado dejando a los dioses, si no indefensos, por lo menos expuestos en sus malas artes de gobernar al mundo. Si la información es poder, el fuego de los dioses se sirve de tecnologías que de tan modernas no reparan en derechos civiles, derechos humanos y carecen de cualquier legitimidad.

Porque legalidad sí tienen, por supuesto. Que el gobierno de un país intervenga las llamadas telefónicas de cualquier individuo está previsto en las Leyes Patriotas. Y si no, pues ahí están los Tribunales prestos para aprobar intromisiones en la privacidad en nombre de la seguridad. Lo que no nos explican es por qué, si todo está dentro de un marco jurídico, les moleste tanto que nos enteremos, llamen traidores y quieran levantar cargos, cuando menos, a quienes corren el velo.

Para muchos no es ninguna sorpresa que organismos del gobierno husmeen directamente en los servidores de las más usadas redes sociales, Facebook incluido. Lo vienen diciendo muchos expertos en informática y otros expertos en sentido común.

Pero esto es sólo lo más reciente, la infinidad de cables hechos públicos por Manning a través de Wikileaks son realmente tan esclarecedores de las maneras de proceder de los gobiernos mundiales como la más brillante flama. Por eso Zeus está tan enojado. Por eso quiere encadenar a estos Prometeos del siglo XXI para que sus entrañas sean devoradas eternamente. Sin embargo, cada vez menos mortales se asustan con la amenaza de la caja de Pandora, son cada vez más las personas que se enteran que las verdaderas mitologías son eso que llaman democracia, libertad y estado de derecho.

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Por cierto, Assange había dicho que si lo apresaban, Wikileaks liberaría miles de archivos con información clasificada de todo el mundo. Cumplió su palabra: https://file.wikileaks.org/file/


Nicolas Sébastien Adam, Prometeo encadenado, 1762. Museo del Louvre.

Ismael Cipriano.