El pasado 18 de marzo; en la ciudad de Addis Abeba, Etiopia, murieron más de 100 pepenadores sepultados por un derrumbe ocurrido por la construcción de un nuevo incinerador justo en el relleno sanitario donde ellos trabajaban. Esta construcción que además los dejaría sin empleo, pues una incineradora utiliza para producir energía, la materia prima que ellos recuperan para subsistir; más del 80 por ciento de los residuos que ellos recuperaban, irán a parar a la incineradora. En resumen el trabajo que los pepenadores hacían en recuperar materiales que regresaban a cerrar el círculo de los residuos pasaría al olvido dando paso a una de las formas más sucias de producir energía.

Un derrumbe como este no es la primera vez que ocurre; son varios los que se registran en todo el mundo; por mencionar dos ejemplos citados del Huffington Post [1] en la ciudad de Payatas, Filipinas, en el año 2000, un derrumbe similar enterró, matando a más de 500 pepenadores. Cinco años después en la ciudad de Guatemala, un derrumbe asesinó a 220. Tanto el derrumbe de Filipinas, como el de Guatemala fueron pasados por alto por los medios de comunicación a nivel global, al igual que el ocurrido este año, la mención que tuvieron en las noticias globales y/o regionales no solo fue muy poca, sino tratada a la ligera, sin profundidad, sin la investigación que un desastre de esta magnitud se merece. Al final los que murieron son el final de la línea de este modelo de producción-consumo que utiliza a los humanos y a la naturaleza como recurso desechable; renovable dirían algunos especialistas, estudiosos del capitalismo.

Es importante tener claro que a pesar de ser invisibles, no solo para la sociedad, sino en muchos de los casos para las mismas autoridades, el trabajo que hacen los pepenadores en el Sur Global principalmente, es un trabajo vital para reducir la extracción de bienes naturales, su proceso de recuperación de materiales descartables es de suma importancia ambiental; sin embargo, esta labor no es reconocida ni por las autoridades, mucho menos por una sociedad acostumbrada a la práctica de consumir y tirar, fundamentos básicos del modelo de producción-consumo actual.

No solamente no es reconocida, sino en muchos de los casos, no es valorada e incluso en países como México está entrando en competencia desleal con la inminente privatización de los residuos sólidos urbanos, ya sea por medio de la privatización de los Rellenos Sanitarios, donde los empresas que los administran no permiten la entrada a los pepenadores, como es el caso de Silao, Guanajuato, donde más de 30 familias se han quedado sin trabajo, expulsados por los administrados privados del Relleno Sanitario [2], o en otros espacios tienen que pagar cuotas por trabajar en ellos, cuotas impagables muchas veces, como es el caso de El Huixmi, en Hidalgo donde algunas autoridades cobran un pago para permitirles la entrada al Relleno Sanitario, donde el trato que se les da es similar a la esclavitud [3].

Mención aparte se merecen las 1500 familias que vivían en el Bordo Poniente, el más grande Relleno Sanitario de Latinoamérica y que fue cerrado por el Gobierno de la Ciudad de México e instancias federales en el 2011; de las 14 mil toneladas de RSU que recibía al día, 7 mil han ido a parar a los hornos de CEMEX en Hidalgo y Puebla [4], las restantes, en este momento están quedando a disposición de una empresa privada que pondrá una incineradora, con lo que los impactos atmosféricos, ya de por si altos a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, aumentarán considerablemente, así como los impactos negativos en la salud de sus habitantes. Es decir que con la expulsión de los pepenadores, no solo estamos afectando a las familias que viven de eso, sino que de cierta manera, los impactos los absorbemos todas.

El trabajo de un pepenador, a pesar de las condiciones de riesgo, de vulnerabilidad, de condiciones infrahumanas, es vital para dar ese salto hacía una sociedad mucho más incluyente; las casi cinco toneladas que puede recuperar a la semana; puede que en dinero para ellas no sea mucho, no lo es, debería ser más, pero en términos socio-ambientales el peso es grande. Un pepenador es un pocas palabras un agente de cambio, su trabajo contribuye a las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, cierra el círculo de los residuos, permitiendo que el modelo extractivo sea obsoleto y nos encamina hacia una sociedad más justa e incluyente [5].

Tanto los gobiernos locales, como los gobiernos nacionales deben de ir buscando los mecanismos para que el trabajo su trabajo sea dignificado y con esto me refiero a que sea reconocido, que se den las condiciones para acabar con los riesgos y la vulnerabilidad que tienen en la actualidad; para esto deben priorizar programas de manejo donde los pepenadores esté realmente incluidos, que se respete su trabajo y se valore su aportación tanto social como ambiental; ningún proyecto que vaya en contra de los principios rectores del reciclaje, la recuperación, el compostaje, principios que de manera informal están en el trabajo diario de estas personas, puede están por encima de ellos, es decir, ningún proyecto waste to energy” puede estar por encima del trabajo de recuperación, tampoco los Rellenos Sanitarios pueden ser espacios sin la participación de las pepenadores; al contrario se deben de ir implementando políticas que vayan terminando con el enterramiento de los residuos, con la incineración de los mismos y dignificando el trabajo de recuperación.

Programas de Basura Cero son un ejemplo a seguir de lo que se puede hacer con la inclusión de todos los participantes en el manejo de los residuos, gobierno, sociedad y por supuesto los pepenadores.

Por: Jorge Tadeo Vargas.

[1] http://www.huffingtonpost.com/entry/addis-ababa-landfill-tragedy-is-just-the-tip-of-the_us_58ef7666e4b0156697224cb3

[2] http://kuali.com.mx/gobierno-de-silao-deja-sin-empleo-a-30-familias-de-pepenadores/

[3] http://www.elindependientedehidalgo.com.mx/exige-comisariado-cuotas-a-pepenadores-huixmi/

[4] http://www.cesta-foe.org.sv/areas-de-trabajo/Pubs/doc%20jorge.pdf

[5] http://www.gaialibrary.org/system/files/Respeto%20a%20los%20Recicladores.pdf