Por: Oscar Espinoza.*

A propósito de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el cual ha despertado expectativa simpatías y apoyos en el mundo, hay dos películas, recomendables por cierto, que nos pueden ayudar a explicar el contexto político, social y económico, no sólo estadounidense sino mundial. “Ha vuelto” (David Wnendt, Alemania, 2015) y “La gran apuesta”(Adam Mckay, EEUU, 2015).

La crisis del 2008 iniciada en Estados Uniidos que luego se propagó a nivel mundial aún presenta secuelas y sigue causando dramas humanos a lo largo y ancho del orbe.

“La gran apuesta” relata la historia del boom de la industria de la construcción y el mercado inmobiliario y por ende la bonanza económica en base a los bonos hipotecarios de los bancos hasta que en el 2008 todo se derrumbó y colapsó la economía mundial. Previo a la crisis, el sector inmobiliario se consideraba estable y de poco riesgo, pero un grupo de visionarios desenmascara los fraudes y negocios en la banca.

Estos genios de las finanzas vieron algunos indicadores como el hecho que muchas familias ya no estaban en condiciones de pagar sus hipotecas lo cual era desmeritado por los banqueros. Algo sucedía en la economía norteamericana donde el mercado era perfecto y a la par había que seguir los 10 mandamientos del Consenso de Washington. Una economía concebida como un casino donde se apuesta en base a la especulación generó una burbuja que al final terminó por estallar.

Posterior a la crisis había que encontrar una explicación o chivos expiatorios ya que la Teología del Mercado con sus políticas neoliberales son infalibles. Con Obama se planteó el rescate financiero a los bancos, pero sin una regulación del mercado y muchos menos se buscó fincar responsabilidades a quienes propiciaron la crisis. Por el contrario, estos salen ilesos y con jugosas ganancias. Entonces ¿Dónde están los responsables? En los migrantes y en los negros, los grupos más golpeados y acosados en la era Obama.

Por cierto, en México tenemos nuestra versión de esa película: el Fobaproa.

Hace un par de años, Cuando Trump apenas anunciaba su interés de ser candidato presidencial por el Partido Republicano muchos no daban crédito a que ello fuera posible, lo desestimaban y catalogaban como payaso; mucho menos creían que fuera posible que el discurso xenófobico tuviera el apoyo en una parte importante de estadounidenses. En los discursos de Trump, junto con la explicación va de la mano la “solución” o los “responsables”: los migrantes, en particular los latinos.

¿Cómo explicar que eso sea posible en un país que se precia de ser paladín de la democracia? Quizás como decía Octavio Paz hemos idealizado en demasía a los norteamericanos y ellos a su vez nos han caricaturizado y creado mitos hasta la exageración.

La película “Ha vuelto” ficciona la resurrección de Adolfo Hitler en nuestros tiempos “democráticos”. Un reportero de televisión desempleado ve una oportunidad de convertirlo en un fenómeno mediático con sus declaraciones políticamente “incorrectas” que son tomadas a modo de broma pero que refleja el sentir y pensar de una parte de los alemanes.

Como parte de los reportajes con la gente enfocados a la política el reportero pregunta sobre cómo perciben las cosas y encuentra que hay un miedo a ser catalogados como xenófobos, situación que Hitler promete cambiar con la expulsión de los migrantes e incluso sus hijos e hijas nacidos en Alemania. Había una irá contenida y descontento en la gente que recordaba a 1930. Afloran las ideas racistas de la supremacía “aria” con respecto a otras “razas” y de que la migración y mestizaje conlleva a una involución genética que se manifiesta en deficiencia cognitiva y propagación de enfermedades como Ébola.

En su primera aparición en televisión, el auditorio lo confunde con un comediante pero este inicia su discurso cuestionando los contenidos de los programas de la television y la situación en la que encuentra Alemania con problemas economicos, sociales y políticos. Su primer discurso es un éxito a pesar del contenido “políticamente incorrecto”. Algunos comentaristas consideran que en algo tiene razón.

Todo parece indicar que la historia se repite a lo que Hitler dice: “En 1933 no se engañó a nadie con propaganda, se eligió un Führer que había sido totalmente claro con sus planes. Los alemanes me eligieron”. ¿Detenerme? ¿Usted no se ha preguntado por qué la gente me sigue?… Es que en el fondo son iguales a mí, compartimos los mismos valores”.

La visita de Trump a México y todo el escándalo desatado por este hecho, donde se ha resaltado el tema del muro fronterizo que será pagado por México, puede explicarse en la visión de la necesidad de un liderazgo “fuerte” que coloque de nuevo a los Estados Unidos de Norteamérica como una de las primeras potencias que impone su voluntad, más aún sobre América Latina.

El caso de Clinton no implica que sea su antítesis más allá de las formas, como dice el Padre Solalinde: “es la cara amable del sistema estadounidense, pero no significa que sea lo mejor para México”, ni para América Latina y el mundo. De momento electoralmente busca el apoyo de la población latina pero eso ni garantiza que promueva iniciativas que permita la regularización migratoria de indocumentados ni el cese de las deportaciones como en la administración del Presidente Obama, que se calculan por lo menos dos millones.

Haciendo el paralelo con el show mediático con la visita de Trump a México, un grupo de senadores y senadoras expresaron su apoyo a Clinton al vestirse con una playera alusiva a la campaña demócrata, cuando su labor legislativa debería de enfocarse a generar políticas públicas que disminuya la migración. En ambos casos más allá del ridículo ratifican la actitud servil, colonial y funcional a los intereses externos y a los dictados del Consenso de Washington.

Algunos y algunas razonan bajo la lógica del “mal menor” lo cual es respetable pero conduce al engaño y nos hace partícipes del espectáculo electoral que se ha convertido estas elecciones. Como latinoamericanos sea quien gane las elecciones de Estados Unidos, perderemos si no planteamos otras alternativas.

*Prestador de servicio social de la carrera de Sociologia, de la Universidad de Sonora.