Esta vez dejadme
ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente
que soy feliz
por los cuatro costados
del corazón, andando,
durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy
feliz.
Fragmento de “Oda al día feliz” de Pablo Neruda.

I

El 20 de marzo se celebra el Día de la Felicidad ¿Por qué necesitamos una fecha mundial que nos recuerde que podemos ser completamente felices?

El Diccionario del Español Mexicano dice que la felicidad es el estado de ánimo que se caracteriza por la alegría y la satisfacción. La Real Academia de la Lengua la define como un vocablo del latín que significa: Estado de grata satisfacción espiritual y física; Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a ser feliz; o la ausencia de inconvenientes o tropiezos.

Según esta última definición todas, todos, estamos llamados a ser felices, tenemos derecho de serlo. Sin embargo, en los países como el nuestro es difícil tener tranquilidad espiritual y física, mucho menos en períodos electorales.

El Informe Mundial sobre la Felicidad que publica la ONU cada año analiza las variables que se considera afectan la felicidad de los habitantes de la mayoría de los países del mundo, como su Producto Interno Bruto per cápita, el apoyo social, la esperanza de una vida sana, la libertad social, la generosidad y la ausencia de corrupción.

Todas son variables que conocemos bien en este país y no precisamente por hacernos felices. Bajos salarios; alta incidencia de enfermedades ligadas a la diabetes, hipertensión y obesidad; falta de generosidad ligada a esa sensación de estar constantemente desprotegidos, expuestos a la violencia en las calles, caminos, lugares públicos y hasta en nuestros propios hogares.

México ocupa el lugar 24 del Ranking de la Felicidad 2018, arriba quedó Costa Rica en el lugar 13, los países latinoamericanos más felices.

Las y los mexicanos somos felices a pesar de las condiciones de vida señaladas antes. Es interesante que muchos migrantes son más felices en nuestro territorio que en su lugar de origen. Este año el estudio también midió la felicidad de los migrantes en cada país. México ocupa el lugar 10, seguido por Costa Rica en el lugar 18, ambos muy arriba de Estados Unidos.

Es innegable la necesidad de políticas públicas que busquen con mayor seriedad y compromiso el bienestar de la ciudadanía. Podremos escalar el ranking hasta lugares dentro de los 10 primeros sitios, cuando mejoren las  expectativas de vida saludable, mejores salarios, libertades reales y abatiendo la corrupción.

Por lo pronto se vale disfruaro de la felicidad que, haciendo a un lado esas condiciones, pueden disfrutarse sin costo, ver el amanecer, abrazar a madre y padre, cantar las canciones que nos gustan, hablar en voz alta, comer en familia, vivir el arte, practicar deportes, leer un buen libro, escribir lo que necesitamos expresar.

II

Leer, escribir, hacer poesía, lograr que se convierta en el medio de expresión de idiomas en peligro de desaparecer.  Escuchar poesía en lenguas originarias es algo sublime, lo mismo si expresa amor por la naturaleza que si señala o critica.

La tradición poética en Sonora es fértil. La poesía es un arte que se ejerce desde siempre por escritores y escritoras cuya voz lucha por seguirse escuchando, tanto como luchan las nuevas voces por hacerse presentes.

Concuerdo con lo planteado por la ONU: La poesía no es una forma anticuada de arte, sino una vía de expresión que permite a las comunidades transmitir sus valores, su identidad.

La felicidad tiene forma de poema porque más que de un salario mínimo nace de una actitud, un pensamiento, un deseo, una necesidad.

Se mantiene con dedicación y esperanza, y una  vez parida, sostiene  todas sus letras, esperando ser leída, poesía y felicidad guardadas en el mismo lugar de cada corazón, necesitando sólo una sonrisa para manifestarse.

Sí, la felicidad es como un poema porque nos permite vestir la vida con miradas y palabras bellas para mencionar una realidad que amenaza nuestro derecho a ser felices.

@SylviaT    sylvia283@hotmail.com