“Vota a Macron, vota a Le Pen. Capital A, o capital B.

Votas a Hillary o votas a Trump.

Vota a quién quieras, no tengo rival.

No me puedes votar pero tengo el poder”

Sons of Aguirre, Privilegiados

Desde hace más de diez años que Davos, Suiza se convirtió en la sede de una reunión a la que se dan cita, jefes de Estado, presidentes y miembros de sus gabinetes y el sector más importante de la clase empresarial. Esa clase que son quienes tienen más poder en el mundo.

En estas reuniones se decide el futuro de todo el planeta, incluida la raza humana, futuro que queda en manos de los que algunas activistas/investigadoras, incluida Naomi Klein han dado por llamar “La Davos Class” y son quienes justamente, digamos –por ser un poco oscuros- desde las sombras van tomando todas las decisiones en materia económica, social y ambiental que repercutirán en las decisiones políticas en todos los gobiernos del mundo, siendo el Sur Global donde más se resiente, pues estas van encaminadas a mantener la hegemonía del modelo de producción-consumo dominante en la actualidad.

La Davos Class sabe exactamente qué es lo que quieren y están mucho más unidos en su objetivo que nosotras, aplican esa máxima neozapatista pero a la inversa. Ellos tienen como lema: “para nosotros todo, para ellos nada” y hacen hasta lo imposible por conseguirlo; desde imponer (por cualquier medio) a presidentes y congresos hasta dictar agendas mediante el financiamiento a ONGs en el Sur Global, principalmente ONGs transnacionales, donde se pueden influir de manera más directa. La Davos Class es el lado oscuro de nuestra realidad. Desde la oscuridad mueven los hilos de todo el mundo. Crean los caminos que mejor les sirven a sus intereses y nos mantienen encerrados en una prisión dividida por fronteras, obsolescencias percibidas, redes sociales, entre muchas otras de sus formas de control.

Este año desde el 23 hasta el 26 de enero se reunieron bajo el lema: “Un futuro compartido: en un mundo fracturado” y es que ¿Qué es una reunión si no tiene un lema al más puro estilo de live coaching? Y la reunión se hace bajo cuatro ejes principales: 1.-violaciones a la seguridad cibernética, 2.-degradación ambiental, 3.-tensiones económicas, y 4.-tensiones geopolíticas. Es decir que en pocas palabras, esta reunión se puede resumir en que las nuevas políticas ambientales, geopolíticas, económicas y de seguridad en internet, se dictaron estos días de reunión y serán el eje para los próximos años. ¿Los temas le suenan familiares? Sí, no se equivoca, son los temas que han echado abajo muchos de los tratados de libre comercio en los últimos años, o al menos son la razón por las que están en pausa la mayoría de ellos. Esto claramente afecta a la Davos Class, por lo que no debe extrañarnos que este año muchos de estos acuerdos comerciales logren avanzar hacia la firma de los mismos; claro, beneficiando al libre comercio y a las corporaciones involucradas.

Susan George, activista/investigadora/escritora plantea que la Davos Class tiene algunos puntos débiles, entre los puntos que menciona esta la falta de ideas e imaginación de esta clase, y su argumento se basa en que básicamente el sistema que sustenta el modelo de producción-consumo actual, es decir el Neoliberalismo no ha cambiado nada desde que Adam Smith escribió “Las riquezas de las naciones” en 1776 y la razón principal es porque no tiene por qué hacerlo, ese futuro distópico que se ve en la película Elysium (Bloomkamp, 2013) donde la clase dominante tiene acceso a todo lo necesario para una vida digna: agua potable, comida sana, naturaleza con aire limpio; la clase trabajadora vive en literalmente zonas de sacrificio sin acceso a ningún bien que los dignifique. Esto ya es una realidad que comenzamos a vivir día a día, sino que le preguntan a la gente que vive en la Triple A de la muerte o en la zona de Irapuato-Silao, dos de las zonas más contaminadas en el mundo. Este futuro cercano nos dice que el fin del neoliberalismo o del capitalismo en todas sus fases no está cercano aún y que éste no es como el que nos imaginamos donde la victoria será de nosotros. Si se da un final será por el colapso civilizatorio al que nos acercamos (El día cero de Ciudad del Cabo es un recordatorio diario de eso) y donde es probable que nosotras paguemos el precio más alto. Lo que se espera dista mucho de ser un final feliz.

A finales de noviembre estuve participando en el foro alternativo que se dio al Foro de la OMC en Buenos Aires, Argentina, en una de las mesas un investigador decía que a pesar de lo que parece, no todo está perdido, pues está en manos de los gobiernos en detener los embates de las corporaciones y el libre mercado. Su tesis descansa en que la democracia electoral nos permite elegir a los gobernantes idóneos para detener al sistema capitalista en todas sus formas y por lo tanto darle la vuelta al modelo de producción-consumo. Mientras lo escuchaba yo solo podía pensar en una canción de ese maravilloso proyecto sarcástico y burlón que son los Sons of Aguirre y una frase que no me podía sacar de la cabeza: “querían pararnos con votos, que monos”.

En Davos las mesas a la hora de la comida se dividen en dos al más puro estilo de Downton Abbey. En una comen los jefes de estado y sus gabinetes y el resto, la Davos Class come en las mesa de gala en el salón principal. Los presidentes solo tienen que responder “sí, amo” a las indicaciones de quienes en verdad tienen el poder.

Por: Jorge Tadeo Vargas.

@primaindie