#DíasDelFuturoPasado vol. 24

On the road to the #FuckCOP25

Después de cuatro años del tan cacareado Acuerdo de París, el cual los medios de comunicación nos vendieron como el acuerdo que nos iba a salvar de la crisis climática, puesto que era el que más países habían firmado y nos daban como garantía esas firmas para lograrlo. Sin embargo, esta crisis no ha hecho más que aumentar en todo este tiempo y los impactos han superado cualquier precedente histórico del que se tenga registro en todo el devenir del hombre hasta llegar al antropoceno.

Desde el Acuerdo de París a la fecha se han celebrado dos conferencias de las partes (COP) más, junto con un par de reuniones extra-oficiales donde los 197 países firmantes, menos los Estados Unidos que curiosamente sigue participando a pesar de ya no formar parte, países que deben o deberían de conciliar acciones conjuntas que permitan armar un documento rector para el que hacer contra el cambio climático. Estas reuniones han sido rotundos fracasos, principalmente por la falta de acuerdos entre los propios países, al contrario, parecen ir en la dirección contraria, priorizando el sistema económico actual basado en un modelo de producción-consumo lineal que es básicamente el culpable directo de esta crisis climática antropocéntrica. Este tratado que no puede ser vinculante o no han querido que lo sea pues no han logrado hacer un reglamento que sirva como el eje rector para poner en marcha cada una de las acciones descritas en el documento oficial. El único acuerdo al que han llegado es obviar los resultados del último reporte del IPCC que habla de la necesidad de tomar medidas drásticas ante el inminente colapso de no buscar soluciones de raíz.

En diciembre se llevará a cabo la COP número 25 en Santiago de Chile, reunión que llega bastante desdibujada por la emergencia climática que vivimos y que los gobiernos no solo no quieren reconocer, sino que además tratan de aprovecharla para impulsar todo su capitalismo verde y su idea “ecofriendly” de salvar al mundo mientras la crisis socio-ambiental aumenta. Esta reunión llega con este estigma y sin ninguna expectativa de que de ahí salgan soluciones reales de adaptación a la crisis climática.

 A pesar de esta falta de expectativas sobre lo que puede o no ocurrir en Santiago de Chile, principalmente con el Acuerdo de París, el cual dicho sea de paso merece una revisión seria de sus alcances en esto momento, hay cuatro temas importantes que deben de estar en la discusión que se dé entre países y buscar la mejor resolución por el bien de la humanidad y del planeta en general.

Primero:  desde la COP25 deben de firmar una declaratoria de emergencia climática global que acepte los hechos científicos actuales y que la reconozca como parte de una crisis ecológica y social más grande, poniendo énfasis en el modelo de producción-consumo hegemónico y su necesidad de modificarlo. No podemos seguir negando la información científica que incomoda a ciertos gobiernos y a las corporaciones transnacionales.

Segundo: los fenómenos naturales se han ido agravando a la par del aumento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de la devastación ecológica que vivimos, es decir que, a mayor crisis climática y ecológica, mayores son los impactos ecosistémicos y sus problemáticas. En la COP16 celebrada en Cancún, México se presentó el Fondo Verde que es justamente para ayudar a los países ante estos fenómenos y sus impactos. A la fecha no ha logrado funcionar por la falta de acuerdo entre los países del Norte y el Sur de cómo deben ser las aportaciones, por lo que el fondo a casi diez años no ha logrado recaudar ni el diez por ciento de lo proyecto, sin ponerse en marcha. Es bastante claro que esta discusión no debería de darse, los impactos del cambio climático son diferenciados: el Sur Global sufre la mayoría de ellos, pues es donde la devastación ambiental hace que el aumento de los fenómenos naturales deje un mayor impacto. Es el Norte Global quien tiene una deuda histórica, ecológica y social para con el Sur por lo que ellos son quienes deben de financiar el fondo.

El tercer punto a debate son las metas de reducción/mitigación. El Norte Global dice que estas deben ser a diez años, la mayoría de los países del Sur hablan de que a cinco años es mucho mejor. ¿Qué dice la evidencia científica? Dice que ya no podemos esperar más. Este punto está muy ligado al primero. Lo único que tenemos para ir creando las medidas de adaptación necesarias que puedan tener un impacto en la reducción de GEI son aquellas que están basadas en las evidencias científicas y los gobiernos tienen la obligación de tomarlas en cuenta para sus planes nacionales, y para las acciones regionales y globales. La ciencia es la herramienta que junto a las acciones comunitarias nos pueden llevar a una transición justa, equitativa y ecosistémica.

El cuarto y último punto que además considero que es el más importante pues ha sido donde generalmente se detienen las negociaciones son los Mercados de Carbono. En el Acuerdo de París no se buscó una regulación más fuerte o poner frenos reales a los mecanismos que llevan a hacer un negocio de “economía verde” a la crisis climática, altamente promovida por los Mercados de Carbono. Lo que lograron fue poner un artículo, el número seis, muy peligroso, pues permite que todo aquello que esté dentro de este economía climática pueda ser contabilizado dos veces, por el país que da el dinero y por el país que lo recibe, es decir que es una contabilización amañada de la reducción de GEI. Además de los impactos que ya se vienen dando desde hace algunos años con la privatización de la naturaleza con mecanismo como los MDL, el REDD, el REDD+ entre otros.

Llegar acuerdos en estos puntos es vital, si en verdad se busca que desde Santiago de Chile salga el reglamento que permita avanzar en el Acuerdo de París, que repito, necesita revisarse para que sea vinculante y este ad-hoc a la emergencia climática actual. Así los países tendrán mayor información para armar políticas nacionales, regionales y globales. A Chile le toca recibir una reunión sin expectativas, sin crítica, cooptada por el cabildeo de las Instituciones Financieras Internacionales, las corporaciones transnacionales y las agencias de cooperación del Norte Global. Si le sumamos que se llevará a cabo bajo un gobierno neoliberal, históricamente neoliberal, al servicio de los entes mencionados arriba el augurio no es bueno. Si la sociedad civil no sale a las calles a romper con esta COP y exigir medidas ante la emergencia climática estamos condenados a un colapso aún peor de los previsto.

Desde el Colapso Civilizatorio

En algún lugar de la selva mesoamericana, julio, 2019.

Por Jorge Tadeo Vargas.

Director de www.lidecs.org

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