I
Luisa de doce años de edad imaginó al sicólogo que atendía a Alicia, la del país de las maravillas, pensó como él al seguir un camino se da cuenta de que las flores tienen cara y lo siguen con la mirada. Luisa plasmó ésta y muchas otras historias en un libro.
Manuel de trece años, dice que un adolescente si escribe un libro tratará sobre guerra, artes marciales o futbol. Él imaginó los sentimientos que se dan cuando los adolescentes se encuentran en medio de una guerra, y escribió un libro al respecto.

Escuché a Luisa y Manuel leer en voz alta un fragmento de sus libros durante la realización del XIII Festival de la Palabra, encuentro de los que escriben con los que leen.

También escuché leer a integrantes de talleres de creación de poesía y cuento; a quienes les gusta leer a autoras y autores sonorenses fallecidos; y escritores y escritoras que compartieron sus más recientes creaciones.

En esta edición del Festival de la Palabra se reconoció la labor del escritor Antonio Granados, especialmente su aportación a la literatura mexicana, en su obra dirigida a niñas, niños y jóvenes, premiada nacional e internacionalmente, y por su trayectoria como incansable promotor de la lectoescritura en Sonora y en México.

Ignacio Mondaca, presidente de Escritores de Sonora A.C., ESAC, planteó la importancia de poner en marcha la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro del Estado de Sonora, indispensable para conjuntar esfuerzos y conseguir recursos que faciliten la tarea de mejorar los índices lectores de las y los sonorenses y fortalecer la cultura del libro en la entidad.

También destacó que se tuvo oportunidad de llegar a mil quinientos estudiantes de diferentes escuelas mediante la participación de escritoras y escritores que compartieron su obra mediante la lectura en voz alta.

Precisamente, el Festival cerró con el encuentro de diferentes clubes y salas de lectura y la conferencia magistral “La primacía de la lectura en voz alta” de la escritora e investigadora Alma Velasco.

II

Dice Alma Velasco que quien lee en voz alta se enfrenta a varios retos: que su voz tenga diferentes tonos y la suficiente potencia para ser escuchada por todas las personas; que la respiración alcance para leer textos largos; que la dicción sirva para que se entienda lo que se lee, y que conecte con la gente para atraparla.

Leer en voz alta nos capacita para desarrollar la habilidad de comunicarnos mejor, usar la emotividad de manera significativa, divertida, para quien lee y quien escucha. Son habilidades que necesitamos en la vida diaria, porque todo se lee, todo necesita ser comunicado.

Velasco dice también que cuando la persona entra en lo que está leyendo en voz alta se conecta con la vida del personaje, una vida mucho más amplia, más interesante, llena de opciones, contrastando con la vida cotidiana del lector o lectora en la que la violencia es el centro y casi lo único que le está tocando presenciar.

Por eso leer en voz alta fortalece las relaciones entre niñas, niños, jóvenes, gente adulta. Los momentos son compartidos. Leer en voz alta nos da placer enorme, gran riqueza emocional que tanta falta hace en este presente cuya tranquilidad se ve amenazada constantemente.

Alma Velasco habló de los clubes, salas y cualquier grupo de personas que se reúnen alrededor de la lectura. Son importantes porque se discute, se opina, se pregunta, se responde, se forma comunidad. Se enriquece la posibilidad de pensamiento de las quienes participan en el grupo, al aprender a escuchar tanto a los demás integrantes como a los autores de los libros y a los mismos libros.

Niñas, niños y adolescentes que asisten a clubes y salas de lectura tiene opciones más allá de la violencia que viven a su alrededor, y también otras soluciones que atender, aprender e imaginar.

Coincido con esta incansable promotora de la lectura en voz alta. Reunirse alrededor de los libros nos permite compartir algo tan íntimo como una lectura, nos identificamos con los demás en ambientes, como dice ella, de luz y felicidad.

Leer en voz alta es un juego con la vida y con aquellos, aquellas a quien se lee. Se puede vivir el doble o el triple de lo que se vive sin leer.

Por: Sylvia Teresa Manríquez

@SylviaT sylvia283@hotmail.com