El Gobierno de la Ciudad de México, a partir de finales del año 2011, con el cierre del Bordo Poniente (el mayor vertedero de basura del país) ha realizado contratos con empresas cementeras para la disposición final de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) para ser incinerados en plantas de Cemex en Hidalgo y Puebla. Esta actividad conlleva un gran riesgo para la salud de las comunidades afectadas y el medio ambiente. Actualmente Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ha impulsado un proyecto para la incineración de los RSU, en una planta de “valorización energética”. Esta planta de construirse, sería operada por la transnacional Veolia, se ubicará en el Ex Lago de Texcoco, pretende la deshacerse de los residuos mediante la incineración, a la vez que se generará energía para alimentar la línea 12 del Metro.

Sin embargo, lo que se promueve como una tecnología limpia para resolver dos problemas cruciales: la disposición de RSU y la obtención de energía, resulta ser una práctica sumamente riesgosa para la salud. La valorización energética de los residuos es un proceso que genera contaminantes que son depositados en el aire, el suelo y el agua, y que son precursores de enfermedades como diversos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias, gastrointestinales, de la piel y responsables de defectos congénitos.[1]

La valorización de residuos urbanos genera emisiones de: Amoniaco (NH3), Cloro (Cl) y sus compuestos inorgánicos, Dióxido de Carbono (CO2), Fenoles (C6H5OH), Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (PAHs), Óxido Nitroso (NO), Óxidos de Nitrógeno (NOx), al igual que de metales pesados como Arsénico (As) y sus compuestos, Cadmio (Cd) y sus compuestos,  Níquel (Ni) y sus compuestos, Plomo (Pb) y sus compuestos, Dioxinas y Furanos.[2] A pesar del argumento de las empresas de mantener la emisión de estos compuestos peligrosos de dentro de las normas que marcan los organismos oficiales, se debe considerar que para el caso de los metales pesados, estos son bioacumulativos, y se van depositando día a día en el organismo, generando enfermedades en el corto, mediano y largo plazo. Son sustancias que además se transmiten de las madres a los fetos, generando enfermedades y malformaciones congénitas, y a través de la lactancia hacia los infantes, provocando las afectaciones arriba señaladas. Mientras que las emisiones estaría siendo causa del aumento de los casos de cáncer y otro tipo de enfermedades.[3]

A lo anterior el proyecto presenta otros riesgos como el económico, desde el punto de vista de la dependencia de una empresa particular para el manejo de los mismos, que estará fijando los precios de manera arbitraria. Aunado a esto la planta tendría una inversión de 11,500 millones de pesos. Costos, tanto el de la construcción, como el de la operación, que generará un endeudamiento, ya que supera el presupuesto contemplado para este rubro en la CDMX. Costo que tendrá que asumir la ciudadanía, sin conocimiento y sin consentimiento.

Es también un impedimento para el aumento de la cultura del reciclaje, reúso y compostaje, ya que mediante la valorización-incineración, se procesa incluso la basura orgánica y la empresa, considera un ingreso las toneladas de basura que se ingresen, por lo que se estaría procesando materiales altamente reciclables como el cartón, el papel, el PET, entre otros. La planta Veolia, estaría valorizando-incinerando un aproximado de 3,500 a 4,600 toneladas de RSU diariamente.

El riesgo del mal ejemplo.

Sin duda la apertura de una planta de valorización-incineración de RSU, en la Ciudad de México, es un proyecto que representa la punta de lanza para el impulso de estas industrias en el resto del país y Latinoamérica. En México, son cuatro los proyectos que se tienen contemplados para la incineración de RSU, el de la CDMX, dos en Baja California Sur y uno en Tizayuca, Hidalgo (este último actualmente se suspendido temporalmente por la SEMARNAT gracias a la oposición de las comunidades). De concretarse el proyecto en la Ciudad de México, se abriría la puerta para iniciar con la instalación de este tipo de plantas en todo el país.

Suman en México distintas organizaciones que se han pronunciado en oposición al proyecto como Fronteras Comunes A.C., Greenpeace-México, LIDECS y el Frente de Comunidades en Contra de la Incineración. A nivel internacional, GAIA (Global Alliance for Inceneration Alternatives) desde su Coordinaciones en Chile y Estados Unidos, FUNAM-Argentina, Zero Waste Europe, UK Without Incinerators, se han opuesto al proyecto del Gobierno de la Ciudad de México y la empresa Veolia.

La pregunta es por qué el Gobierno de la CDMX, pretende implementar tecnologías sucias, obsoletas y de un gran costo económico y social. Si bien es cierto que existen centenares de este tipo de plantas en todo el mundo, principalmente en Europa, Estados Unidos, Japón y China, es también cierto que estos países han empezado a rechazar dicha tecnología por los daños que provoca a la población. En el presente año, la Comisión Europea ha determinado quitarle a esta industria el reconocimiento como empresas limpias y los subsidios de los que gozaran hasta ahora. Así mismo, 250 alcaldes en Estados Unidos han firmado un convenio en el que rechazan la valorización-incineración de residuos.[4]

Siendo basta, contundente y rigurosa, la información científica que señala los riesgos de la incineración, valorización, etc., es absurdo que en nuestro país se pretenda promoverlos como formas limpias y seguras para la gestión de RSU y generación de energía. Es momento de que la población exija proyectos que vayan de acuerdo con sus necesidades y que no comprometan el bienestar de la población, la racionalidad ambiental y sean económicamente viables. Es también momento, de que los gobiernos cumplan con la función para la que fueron concebidos que es: trabajar por el bien común.

[1] Environmental Protection Agency. European waste catalogue and hazardous waste list; 2002. Available: http://www.environ.ie/en/Publications/Environment/Waste/WEEE/FileDownLoad,1343,en.pdf.

[2] http://www.prtr-es.es/informes/industrialactivitypollutant.aspx

[3] Comba, P., Ascoli, V., Belli, S., Benedetti, M., Gatti, L., Ricci, P., (2003) “Risk of soft tissue sarcomas and residence in the neighbourhood of an incinerator of industrial wastes”, Occup Environ Med, 60: 680–3.

Elliott, P., Shaddick, G., Kleinschmidt, I., Jolley, D., Walls, P., Beresford, J., (1996) “Cancer incidence near municipal solid waste incinerators in Great Britain,” Br J Cancer, 73: 702–10.

Elliott, P., Eaton, N., Shaddick, G., Carter, R., (2000) “Cancer incidence near municipal solid waste incinerators in Great Britain. Part 2” Histopathological and case-note review of primary liver cancer cases. Br J Cancer, 82: 1103–6.

Federico, M., Pirani, M., Rashid, I., Caranci, N., Cirilli, C., (2010) “Cancer incidence in people with residential exposure to a municipal waste incinerator: an ecological study in Modena (Italy), 1991–2005,” Waste Manag, 30: 1362–70.

Floret, N., Mauny, F., Challier, B., Arveux, P., Cahn, J., Viel, J., (2003) “Dioxin emissions from a solid waste incinerator and risk of non-Hodgkin lymphoma,” Epidemiology, 14: 392–8.

García-Pérez, J., Fernández-Navarro, P., Castelló, A., Lòpez-Cima, M. Ramis, R., Boldo, E., López-Abente, G. (2013) “La mortalidad por cáncer en ciudades situadas en las proccximidades de incinradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos,” Environment International, 51: 31-34.

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Knox, E., (2000) “Childhood cancers, birthplaces, incinerators and landfill sites,” Int J Epidemiol, 29: 391–7.

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Ranzi, A., Fano, V., Erspamer, L., Lauriola, P., Perucci, C., Forastiere, F., (2011) “Mortality and morbidity among people living close to incinerators: a cohort study based on dispersion model-ing for exposure assessment,” Environ Health,10: 22.

Santini, A., Passarini, F., Vassura, I., Serrano, D., Dufour, J., Morselli, L., (2012) “Auto shredder residue recycling: mechanical separation and pyrolysis,” Waste Manag, 32: 852–8.

Viel, J., Daniau, C., Goria, S., Fabre, P., Crouy-Chanel, P., Sauleau, E., (2088) “Risk for non Hodgkin’s lymphoma in the vicinity of French municipal solid waste incinerators,” Environ Health,7: 51.

Viel, J., Floret, N., Deconinck, E., Focant, J., De Pauw, E., Cahn, J., (2011) “Increased risk of non-Hodgkin lymphoma and serum organochlorine concentrations among neighbors of a municipal solid waste incinerator” Environ Int, 37: 449–53.

[4] http://www.no-burn.org/estados-unidos-y-europa-en-clara-direccion-hacia-la-eliminacion-de-los-subsidios-a-incineradores/

Brisa V. Carrasco Gallegos

Dra. en Ciencias, Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de México, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT-México, Línea de Investigación: Sustentabilidad Urbana.