#DíasdelFuturoPasado volumen 23

“Hay un par de muertes menores, pero nada de qué preocuparse señor” Hard Boiled, Miller, Darrow, Stewart

Hace unos días Grupo México volvió a ser noticia al derramar más de 3 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico en la Bahía de Guaymas, Sonora, con todos los impactos negativos que esto conlleva a corto, mediano y largo plazo, donde el gobierno federal ya ha declarado que no existe peligro alguno de contaminación. Este derrame se suma a una larga lista de “accidentes” que el grupo minero ha causado desde hace algunos años en el Estado de Sonora y me atrevo a decir que la situación es bastante similar en todo el país. El ocurrido hace ya casi cinco años en la cuenca del Río Sonora con el derrame de las presas de jales de la minera Buenavista del Cobre en la ciudad de Cananea, Sonora. Uno de los mayores desastres ecológicos en la historia de México y el cual aún no ha sido ni reparado, ni restaurado, demostrando con esto que la impunidad y la falta de justicia trasciende sexenios gubernamentales y proyectos de nación.

Antes de hablar de los daños a corto, mediano y largo plazo que este nuevo derrame dejará, ahora en el Mar de Cortés, que sumados a los daños sin reparar en la Cuenca del Río Sonora ponen al Estado en una situación tristemente histórica; en este aspecto es importante generar el debate sobre el impacto negativo de la industria minera que va en aumento en Sonora y que con esta administración estatal actual ha sido indiscriminada, pues es bien sabido de los nexos de la gobernadora con la industria minera.

El derrame el pasado 09 de Julio. Que no pasa nada, dicen algunos expertos.

Abramos el debate. Primero, en los últimos cinco años, Sonora pasó de tener concesionado aproximadamente el cincuenta por ciento de su territorio a más del setenta por ciento para este 2019; aunque no es lo mismo una concesión que un proyecto minero, si es un peligro latente de convertirse en uno y si entendemos que la minería es una actividad extractiva, que impacta negativamente en la naturaleza y las poblaciones humanas cercanas a donde se realiza, estamos ante costos socio-ambientales mucho mayores que las ganancias de la propia industria. El mito de la minería sustentable es solo eso, un mito sin bases, ni fundamentos, sin embargo, esta cobertura mediática que se está dando de nuevo con Grupo México debe ser aprovechada para tratar de abrir el debate de cuan necesaria es la minería en este momento y si vale la pena los riesgos y los costos socio-ambientales que pagan la naturaleza y las comunidades. Los daños “accidentales” causados por Grupo México son la punta del iceberg de todos los daños que causa la industria minera en el mundo y donde el Estado de Sonora no es la excepción, de hecho si consideramos la cantidad de proyectos extractivos (minería incluida), la agro-industria, el turismo de sol y playa, las granjas acuícolas, entre otros, nos deja un Estado en plena devastación, como todo el país, como todo el Sur Global que está destinado a ser la zona de sacrificio del Norte y sus corporaciones, con gobiernos cómplices, que permiten todo bajo el discurso del derecho al desarrollo.

Río Sonora. ¿Remediación?

Hablar de los impactos que tendrá este nuevo derrame, es muy amplio. En corto plazo las afectaciones, principalmente en los mamíferos marinos, las tortugas y sobretodo en los marco-invertebrados bentónicos será muy evidente, va desde abrasiones en la piel hasta la muerte por quemaduras y/o envenenamiento, lo que a mediano y largo plazo se traduce en una disminución en las poblaciones de algunas especies, muchas de ellas con valor socio-económico -pesca- por lo que las acciones de reparación del daño deben de incluir un diagnóstico de la pesquería tanto artesanal, que será la más afectada hasta la industrial con mucho énfasis en la de arrastre por su impacto negativo ya de por si en el ecosistema del Golfo de California/Mar de Cortés. Este diagnóstico debe de incluir planes de manejo y cuidado de los macro-invertebrados bentónicos, especialmente los bivalvos y crustáceos, mamíferos marinos poniendo énfasis en la zona de la vaquita marina que con esto el riesgo de su desaparición aumenta y en la disminución de algunas especies de peces. El Golfo de California ya de por si devastado por el mega turismo, la pesca de arrastre y los proyectos extractivos río arriba, está en una posición aún más vulnerable. Asegurar que el daño está controlado sin antes haber hecho este diagnóstico habla muy mal de SEMARNAT y sus dependencias encargadas de dictaminar el daño.

Si la 4T es coherente con su discurso tendría que comenzar cancelando todos los proyectos mineros de Grupo México, además de obligarlo a reparar y restaurar todos los ecosistemas afectados por esta empresa. También debe de hacer desde un análisis muy serio, con una investigación exhaustiva de la necesidad de la industria minera, evaluando los costos socio-ambientales y de justicia ecológica por sobre el concepto de desarrollo que se tienen y las necesidades reales de las comunidades de mantener los ecosistemas sanos y funcionales, de lo contrario es continuar con la farsa que tiene al país y al mundo al borde del colapso.

Desde la rebelión contra la extinción

Zinacantepec, julio 2019.

Por Jorge Tadeo Vargas.

Director de www.lidecs.org

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