#DíasDelFuturoPasado Vol. 16

“…ahora el mundo permanece al borde, mirando fijamente sobre un maldito infierno…”

Rorschach, Watchen

Dentro del marco del Convenio de Basilea, firmado por más de 187 países y que tiene como objetivo principal regular y controlar mediante algunas mecanismos vinculantes los movimientos transfronterizos de residuos peligrosos, han logrado adherir a este marco la importación y exportación de residuos plásticos con el propósito de crear herramientas que sean legalmente vinculantes para así frenar un poco el mercado de los residuos plásticos, pues desde el cierre de las fronteras chinas para recibirlos se han convertido en un problema global de carácter histórico, creando una verdadera epidemia en muchos otros países asiáticos principalmente, aunque la amenaza de llegar a países de Latinoamérica está muy latente.

Este anexo dentro del Convenio dice que los exportadores (sean países o empresas) tienen que obtener un consentimiento aprobado por el o los países receptores antes del envío de los residuos plásticos, ya sean sucios, mezclados, reciclables o no. Esto da un espectro de acción legal para que se pueda detener o al menos negociar en mejores circunstancias el tráfico y el mercado del plástico.

No todos los países adheridos al Convenio de Basilea firmaron este nuevo acuerdo/anexo. Estados Unidos como acostumbra fueron de los que se negaron, al igual que Argentina, entre otros, que cedieron a la presión ejercida por el cabildeo de la industria del plástico, la petroquímica y muchas otras que ven en esta medida un peligro para su negocio.

Para muchas ONGs, especialmente las transnacionales, corporativas, así como las redes y alianzas globales que vienen trabajando desde hace años en buscar alternativas a la nueva crisis (oportunidad) que es la crisis del plástico, los avances conseguidos en esta reunión que se dio en Estocolmo, Suecia, son vitales para ir poniendo en marcha soluciones reales a esta crisis que aporta de manera negativa más de cien millones de toneladas de plásticos a los océanos y donde más del ochenta por ciento de ellos provienen ríos arriba, es decir tienen una fuente primara que es terrestre.

MANEJO INTEGRAL DE RESIDUOS SOLIDOS, FUPAD. YOPAL,CASANARE. JUNIO 21 DE 2004. FOTO: JUAN CARLOS SIERRA-REVISTA SEMANA.

Esta modificación pretende dar herramientas legales para detener el tráfico y comercio de los residuos plásticos. Pero dejemos de celebrar por un momento y veamos en donde está inserto este marco.

Se inserta en una lógica capitalista, con alto sentido de negociación económica, con presiones de los países más fuertes sobre los más débiles. No mal entiendan, si vemos en general el Convenio de Basilea, claro que se ha logrado disminuir el tráfico transfronterizo de residuos peligrosos, ¿Qué nos ha traído como resultado? Que la problemática se resuelva en lo local desde la misma lógica capitalista. Los residuos peligrosos ya no se mandan a países más vulnerables y pobres, ahora se queman/incineran en hornos cementeros en el país que los produce o en aquel con el que los países del Norte Global tienen algún acuerdo comercial convirtiendo a las poblaciones cercanas a las plantas cementeras en zonas de sacrificio.

La amenaza que lo mismo pase con los plásticos es muy latente pues el verdadero negocio está en los acuerdos que se puedan lograr entre países/empresas exportadoras y aquellos receptores que estén dispuestos a jugar con la salud de sus habitantes. Pues digamos que en el “mejor de los casos” ya no terminaran en basureros a cielo abierto, sino estos serán incluidos en los proyectos de co-procesamiento, es decir incineración en hornos cementeros con lo que el impacto se mantiene –incluso aumenta- solo cambia de forma.

Este nuevo acuerdo permite que países y empresas negocien “equitativamente” dentro del mercado de los residuos plásticos, pero no resuelve el problema de la producción. Solo importa hasta que es residuo, tal parece una solución de final de tubería que una solución de raíz. La producción y el consumo son problemas locales/nacionales. Ahora la disposición será también problema local/nacional lo cual no está mal, pero sin una política pública a ese nivel las soluciones se antojan por parte de los gobiernos como algo que se tiene que hacer como sea, donde sea. La iniciativa de la industria de los agrotóxicos para que sus residuos sean incinerados en hornos cementeros es un claro ejemplo de esto. La lógica capitalista, economista, pasa de nuevo por encima del sentido común.

Desde los Convenios, Acuerdos, Protocolos internacionales firmados por gobiernos cómplices a lo mucho se crean marcos, herramientas vinculantes o no, pero sigue imperando lo políticamente posible y llegan hasta donde la lógica capitalista y el cabildeo de las corporaciones transnacionales les permitan.  En este momento nos urgen medidas más radícales, mas ecosistémicos, antisistémicas, anticapitalistas y mucho más comunalistas, o estamos condenados a seguir siendo rehenes de este modelo de producción-consumo que sostiene al sistema de clase actual.

Desde la Extinción-Rebelión

Zinacantepec, mayo, 2019

Por: Jorge Tadeo Vargas @primaindie

Director de lidecs.org