#DiasdelFuturoPasado Volumen ocho

El primero de febrero en Minatitlán. Veracruz, el Gobierno Federal que encabeza el señor andrés manuel lopez obrador (en minúsculas) presentó su “Visión integral hacia una gestión sustentable: Cero residuos”. De entrada, al ver el título de esta iniciativa se lee como una buena idea; incluso si se leen solo los ejes rectores de este plan sigue pareciendo una buena idea.

Hablan de residuo (basura) cero, de economía circular, de minería urbana entre otros conceptos que desde las comunidades y las ONGs hemos venido trabajando en los últimos años. Es decir, visto de manera somera el gobierno parece caminar hacia una verdadera gestión de los residuos. Ni como poder estar en contra de una iniciativa de este tipo. Por encima, parece ser una iniciativa que surge del conocimiento y de las investigaciones que se vienen haciendo desde hace décadas en materia del manejo de los residuos.

Sin embargo, al comenzar a leer el documento de una forma mucho más profunda, documento que esta para su descarga en la página de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT): https://www.gob.mx/semarnat/documentos/vision-nacional-hacia-una-gestion-sustentable-189541?idiom=es), las inconsistencias de la iniciativa comienzan aparecer. Desde los ejes rectores que se contradicen entre sí, el objetivo general que no es la reducción sino la disposición final, el alcance que no es vinculante con nada, hasta la hoja de ruta que no va de acuerdo a las necesidades de los municipios sino a los compromisos corporativos de la federación.

El gran problema de la generación de residuos.

Desde aquí va quedando muy claro el uso de conceptos, pues otra vez solo son utilizados como enunciados vacíos, en un intento de legitimar una iniciativa que no es de Basura (o residuo) Cero, que no es sustentable, ni mucho menos es un proyecto que busque solucionar la crisis de la basura que viven actualmente los municipios en el país. Es simplemente un proyecto que busca darle continuidad a las agendas ambientales de los gobiernos pasados sin modificar nada más que el discurso.

Vale la pena hacer un análisis sobre esto, lamentablemente por el espacio no se puede hacer un análisis amplio y profundo, aunque tampoco es necesario dado lo superficial de la “visión” del gobierno para el manejo de residuos. Aun así podemos tratar de ir viendo porque este proyecto no es una iniciativa de residuo cero como ya lo mencionaron algunas organizaciones ambientalistas. En un comunicado hecho público a cinco días de la presentación oficial del proyecto (http://www.lidecs.org/la-vision-nacional-para-gestionar-los-residuos-no-resuelve-el-problema-de-raiz/), claramente dejan ver que esta “visión” gubernamental no busca la reducción de los residuos desde su origen, sino que nuevamente ve en las salidas de final de tubería la forma de gestión, contradiciendo con esto el esquema de economía circular, uno de los ejes rectores del concepto.

 Vamos haciendo un análisis a bote-pronto de algunos de los puntos que considero más importantes de esta iniciativa y que se contradicen entre sí y con cualquier plan de Basura Cero que abogue por soluciones de origen y no de final de tubería:

Primero. Los datos que usaron para crear su “visión” son del 2013 (INEGI), es decir que tienen más de cinco años de haberse recogido por lo que tienen un atraso considerable; cuanto más si pensamos en que el aumento de residuos en los últimos años ha sido evidente, así como el cierre de rellenos sanitarios y la privatización de muchos de ellos. La información que usaron no es la mejor, ni la que nos da el escenario ideal para hacer una iniciativa de manejo de residuos, con lo que tenemos un trabajo incompleto.

Segundo. Plantean impulsar el “desarrollo de una industria de reciclaje electrónico”, lo que podíamos traducir en fomentar la minería urbana. Estamos de acuerdo en que esto es una alternativa sostenible al modelo minero extractivo, pero se contrapone directamente a la Responsabilidad Extendida al Productor (REP), concepto básico para que un plan de Basura Cero funcione de manera adecuada. El desarrollo de la industria del reciclaje debe de ir de la mano de una ley de REP funcional. Por si esto no fuera poco dentro de este concepto no son claros en lo que se hará con los plásticos de los agrotóxicos que ahora terminan en hornos cementeros causando emisiones tóxicas que dañan a las poblaciones cercanas. Tampoco se plantea una ley o un artículo de ley para el empaque y embalaje de materiales, uno de los mayores problemas con el plástico de un solo uso, incluso mayor que los popotes o cualquier uso doméstico de plástico.

En pocas palabras la Responsabilidad extendida al Productor no se toca en lo más mínimo. De nuevo la responsabilidad de la disposición queda en manos de los municipios, eso sí, con un “eje rector” dado desde la federación.

Lo más preocupante de esta iniciativa es que abre las puertas para que los municipios puedan elegir, aunque esto es muy subjetivo, pues desde el proyecto mismo se van obligados a ver en la termovalorización, es decir la incineración de residuos como la alternativa para la gestión de su basura. Está de más hablar de nuevo de los impactos que genera la incineración de residuos en cualquiera de sus formas (Véase: http://www.no-burn.org/incineracion/) lo cual se contrapone fuertemente a la filosofía de Basura Cero que aboga por la disminución de la basura desde el origen con un programa mucho más incluyente.

Otro punto importante analizar aquí mismo es la participación de GIZ (agencia de cooperación alemana con oficinas en SEMARNAT) promotora del “waste to energy” en todas sus variantes y que será el asesor técnico y financiero de los nuevos proyectos de gestión de residuos, quitando la oportunidad a que los municipios busquen sus propias alternativas con lo que se pierde cierta autonomía municipal.

Quema de residuos en plantas cementeras, otra amenaza.

Finalmente, aunque en el papel aparece la inclusión de los pepenadores en esta “visión” en la realidad, lo que vemos es que estos serán cooptados por los recicladores formales. Los grupos de pepenadores, tanto los que realizan su trabajo en los rellenos sanitarios y basureros a cielo abierto como los de calle, serán meros empleados de las empresas recicladoras, sin darles la oportunidad de armar cooperativas ni asociaciones que les permitan hacer su trabajo de una manera más digna y segura. Lo que se fomenta aquí es que las grandes empresas recicladoras tomen mayor fuerza, esclavizando aún más a los pepenadores.

De nuevo, lo que vemos con este gobierno que presume de ser diferente y de un cambio es que sigue beneficiando a un modelo de producción-consumo extractivo, privatizador e injusto. La distinción con los gobiernos anteriores es que este va apropiando ─por no decir robando y pervirtiendo─ conceptos que las comunidades vienen construyendo desde hace años, convirtiéndolos en conceptos vacíos, sin sentido y que solo sirven para legitimar las acciones contrarias al bien común, sirviendo al capital de las corporaciones.

 El discurso de la IV transformación no es más que eso: un discurso que no tiene nada que ver con la realidad que se vive en todo el país, todo lo contrario, lo que hace es continuar con el mismo proceso hegemónico del capital de los gobiernos anteriores.

Jorge Tadeo Vargas, director de LIDECS.

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