Los avances tecnológicos en teoría son para proporcionar mayor bienestar a las sociedades humanas. Este ha sido le argumento que se mantiene desde la revolución industrial a la fecha.

Todo lo que hemos avanzado en tecnologia nos permite tener el confort y bienestar del que supuestamente gozamos los seres humanos. Los impactos socio-ambientales generados por este desarrollo pocas veces se toman en cuenta y cuando se hace se ven como daños colaterales, necesarios para el progreso de la civilización humana, aunque desde que el capitalismo se ha convertido en el sistema de gobierno hegemónico, estos impactos se ven como una oportunidad de hacer negocios.

No solo los impactos, en general el modelo de producción-consumo se basa en una economía sin limites (al menos eso dicen los economistas) donde se extraen bienes naturales finitos dejando una seria crisis socio-ambiental pagada por la naturaleza principalmente y por las poblaciones humanas más vulnerables, casi todas ellas  viviendo en el Sur Global lo cual ha generado una deuda ecológica enorme entre el Norte y el Sur.

Uno de los ejemplos más claros son los hidrocarburos y como estos revolucionaron por completo los últimos dos siglos. El uso de combustibles fósiles para la producción de energía cambio por completo la geopolítica del mundo trayendo consigo un nivel de modernidad inesperado. También trajo una crisis climática histórica que en los próximos 20 años cambiara por completo la geopolítica global.

Los hidrocarburos también nos trajeron el plástico el cual vino a modificar a todas las sociedades humanas así como nuestra relación con nuestro entorno ecológico inmediato y nuestro entorno global. La entrada de los plásticos a nuestra vida diaria nos trajo un cambio radical en el tipo de residuos que comenzamos a producir, un cambio en todo el modelo de producción-consumo el cual se vio ampliamente beneficiado con esto.

El cambio que se dio es profundo, sistemático. Un cambio que por más que haya traído beneficios los impactos negativos son aún mayores. Aquí unos datos del plástico en el mundo pues ahora que nos estamos ahogando en éste es cuando se comienzan a buscar alternativas:

Se calcula que desde mediados del siglo pasado a la fecha se han producido alrededor de 9,000 millones de toneladas de plásticos en el mundo. Menos del 10 por ciento ha sido producido con material reciclado, es decir que la mayor parte de estos tienen como materia prima a los hidrocarburos. La disposición final de mas del 90 por ciento de la producción termina en rellenos sanitarios (los menos), en tiraderos clandestinos, en cuencas hidrográficas (los más) y por último en los océanos ya sea por las corrientes de los ríos o directamente en las costas. Mas de diez toneladas métricas de plásticos al año terminan en las corrientes marinas o en la ingesta de las distintas especies que viven en los mares y las costas. Al año mueren un millón de aves costeras por la ingesta de plásticos. Esto sin contar otras especies como las tortugas marinas, algunos mamíferos, peces y si tomamos en cuenta la cadena trófica gran parte del plástico termina en nuestros estómagos al comer especies marinas contaminadas.

Algunos investigadores hablan de que para el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos del mundo. Si tenemos en cuenta el papel tan importante que juegan estos en el mundo, tanto para regular el clima, en la captura de CO2, en la economía de muchos países, la situaciones se complica.

Ahora bien, los océanos se ha convertido de cierta manera en el foco de defensa de muchas organizaciones principalmente conservacionistas y/o trasnacionales que buscan generar un cambio en el uso del plástico en el mundo. Buscan medidas que aunque importantes no están poniendo en jaque al modelo de producción-consumo sino que de cierta manera se quedan – de nuevo – en lo que es políticamente posible proponiendo reformas que no quedarán sino en soluciones de final de tubería donde las corporaciones transnacionales serán las beneficiadas con ellas. Coca Cola, una de las mayores empresas consumidoras de plásticos, plantea (lo anunció en Davos, Suiza con bombo y platillo) que para el 2025 cambiará el total de sus envases de plástico. Una medida que se antoja muy poca y muy tarde.

El plástico nos trajo una cultura del “usar y tirar”, de la obsolescencia programada y de la obsolescencia percibida, nos reafirmó la idea de que todo es desechable, descartable, de que no importa donde termina lo que usamos después de usarlo. El plástico fortaleció el modelo de producción-consumo al grado de que la única razón para que el fracking se mantenga es por la industria del fracking que quiere petróleo más barato. La industria del plástico nos ha quitado la opción de no usarlo. Esta en todas partes. En todo lo que consumimos. Es absurdo pensar en medidas políticamente posibles, no, o se es radical o esta será otra batalla perdida.

Jorge Tadeo Vargas.

@primaindie